miércoles, 30 de enero de 2013

EL APEGO




Para disolver apegos es necesario un cierre. Lo que quedó atrás y ya no tiene validez,
no debe ser alimentado con la energía del pensamiento del pasado. No es posible
avanzar por el camino con la mirada fija en el espejo retrovisor. Cuando hay obsesión
con imágenes repetitivas, que vienen del pasado, es señal de que todavía queda
algo pendiente por disolver y transformar. Entonces, con la ceremonia del perdón
sanamos viejas heridas, aquellas que solo con el roce del recuerdo sangran nuevamente.
También podemos trabajar en la aceptación de la desaparición de un ser querido.
O reconsiderar nuestras quejas, que seguramente se reducen a que alguien cercano
a nuestro corazón no cumplió bien con el rol que le asignamos.
En este último caso hay que comprender que la culpa es solo nuestra, pues
nuestra es la tarea de aceptar que cada ser nace con el derecho y la libertad de ser él mismo.

Cortar los lazos del pasado también significa renunciar a los resentimientos generados
cuando las metas humanas previstas no se cumplen. A veces la vida tuerce nuestro
destino para darnos la oportunidad de realizar una misión evolutiva trascendental,
que el ojo humano no ve, porque el cerebro no conoce



Las cadenas del apego.

¿Qué tan apegado esta usted a las cosas? ¿Por qué ese apego? ¿Qué le ha originado el apego? ¿Cómo relaciona el apego con su comportamiento? ¿Qué relación hay entre el apego y el sufrimiento? ¿Qué está haciendo para liberarse del apego?, son algunas preguntas que ya te habrás hecho y tienes las respuesta a tu alcance.

En este artículo se pretende analizar cómo el apego repercute en el crecimiento personal.

El apego es un tema sumamente significativo en todo crecimiento personal por los efectos que origina, sus impedimentos, dependencia, de ahí que consideramos muy importante el conocimiento primordial de que sólo nosotros podemos hacernos felices y todos los momentos presentes lo son porque tu estás en ellos. Y hoy, en el eterno presente, en el aquí y el ahora, tú serás feliz aunque hoy te acompañe esto o lo otro. Y podrás ir pasando de un momento a otro en la vida disfrutándolos plenamente, sin llevar cargas emocionales del pasado. Y como los lirios del campo y los pájaros del cielo estarás libre de preocupaciones vanas viviendo siempre el Eterno presente.

Se nos pregunta, ¿De dónde llegó su apego? Brotó de una mentira que llega desde tu cultura, tu sociedad, o desde tu mismo, o sea de tu programación. Simplemente observa: miles de personas viven sin eso que supone dueño de su felicidad; y si revisas tu pasado encontrarás algo que en un momento dado supuso insustituible, y que el tiempo demostró que no era así. Hoy ya ni lo recuerda. ¡Mira que pequeñas eran!. El cambio se produce únicamente cuando se une el conocimiento a la compresión; pues son las columnas de la Sabiduría.

No nos debe sorprender por tanto, que se comente, que la Nueva Era requiera nuevos hombres. Y el Nuevo Hombre surge del reencuentro consigo mismo, con la chispa divina que todos albergamos. Surge al rellenar el abismo que lo separa de la Realidad. Surge por la fuerza apelativa del Amor. Surge por el esfuerzo reintegrativo en lo Uno, surge cuando se ha sorprendido inatento, apegado a las cosas perecederas, a todo aquello que le impide crecer, ser libre, usas su libre albedrío.

Hoy más que nunca que estamos dentro del escenario en donde el materialismo se manifiesta con muchas amenazas en contra del crecimiento espiritual, anclando a muchos en sus cárceles, aprisionándolo, destruyéndolo en todo aquello que le permita alimentar su espíritu, que lo conlleve a sentirse libre de los apegos, es necesario sorprendernos que inatentos hemos estado en relación al apego.

El apego es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz. Por tanto, no nos debe sorprender que tu mente diga: No puedo ser feliz si no tengo tal o cual cosa, o si tal persona no esta conmigo. No puedes ser feliz si tal persona no le ama. No puedes ser feliz si no tienes un trabajo seguro. No puedes ser feliz si no le das seguridad a tu futuro. No puedes ser feliz si estás solo. No puedes ser feliz si no tienes un cuerpo a la moda. No puedes ser feliz si los otros actúan así. Y más cuando tu mente señala que ‘No puedes ser feliz si, su mente está programada para demostrarte constantemente (si no es por una cosa por otra) que no puedes ser feliz’ ¡Todo esto es falso No hay un solo momento en tu vida en que non tengas cuanto necesitas para... Encontrarte bien contigo mismo. Todas las cosas a las que te apegas y sin las que estas convencido que no puedes ser feliz, son simplemente tus motivos de angustias. Lo que te hace feliz no es la situación que te rodea, sino los pensamientos que hay en tu mente.

De aquí entonces, que el apego es un estado emocional que tiene dos puntas, una positiva y otra negativa. La positiva es un estado de placer y la emoción que sientes cuando logras aquello a que estás apegado. La negativa es la sensación de amenaza y la tensión que lo acompañan, lo que te hace vulnerable al desorden emocional y amenaza constantemente con hacer daño a tu paz interior.

Si no se consigue el objeto del apego, origina infelicidad, y si se lo consigue solo produce un instante de placer seguido de la preocupación y el temor de perderlo. ¿Podemos ganar la batalla contra los apegos? Desde luego que sí, renunciando a ellos. Cambiando de programación.

El amor solo puede existir en libertad. Elige entre al apego y la felicidad. Lo que necesitas no es renunciar sino comprender, tomar conciencia. Si tus apegos te han ocasionado sufrimiento, esa es una gran ayuda para comprender, y si alguna vez experimentaste el sentimiento de libertad te será útil recordarlo. Borra en ti el ¡que feliz me haces! Y el ¡esto me hace feliz!

En la medida que te sorprendas apegado, condicionado a algo y que no, puedes liberarte de ello, debes empezar a liberarte de esa atadura para no darle cabida al sufrimiento que es muy penoso y origina el empobrecimiento del alma.

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