miércoles, 17 de septiembre de 2014

Construir un reloj



Imagine que usted se encuentra con una persona extraordinaria quien -con sólo mirar el sol o las estrellas, en cualquier momento del día o de la noche- puede decirle exactamente la fecha y la hora: "Hoy es 14 de Marzo de 2006, y son las 10:36 A.M. con 12 segundos". Sin duda, sería un caso singular y seguramente admiraría a semejante persona por tan rara habilidad. Pero, ¿no sería aún más admirable si -en vez de dar la hora- esa persona hubiera construido un reloj que pudiese marcar la hora por siempre, incluso después de que ella hubiera muerto?

Tener una gran idea o ser un líder carismático es "dar la hora". Crear una compañía que pueda prosperar más allá de la presencia de cualquier líder, y a través de múltiples ciclos de vida de productos, es "construir un reloj".

En los cursos de administración estratégica y empresarial, se enseña la importancia de tener ante todo una buena idea y una estrategia bien desarrollada. Pero muchas grandes compañías nos demuestran que sus fundadores no se comportaron -ni pensaron- de esa forma.

La suerte favorece a los perseverantes. Esta verdad elemental es la piedra angular de los constructores de compañías de éxito. Los creadores de importantes compañías exitosas fueron sumamente perseverantes y observaron el lema: "Nunca jamás darse por vencidos". Pero, ¿perseverar con qué? La respuesta de ellos es: "Con la Compañía. Se puede revisar y abandonar una idea, pero jamás, abandonar una compañía".

Si uno equipara el éxito de su compañía con el éxito de una idea específica, como hacen muchas personas de negocios, lo más probable es que abandone la compañía si esa idea fracasa. Y si tiene éxito, lo más probable es que se enamore perdidamente de esa idea y se apegue a ella demasiado tiempo, cuando la compañía debería estar pasando resueltamente a otras cosas. Pero si uno ve la creación definitiva como la compañía misma -y no la ejecución de una idea específica- puede persistir más allá de la idea (buena o mala) y avanzar hasta convertirse en una institución grande y permanente.

Por ejemplo, Hewlett Packard debió afrontar -desde muy temprano en su vida- que muchos de sus productos fracasaran, o sólo tuvieran un éxito muy modesto. Sin embargo sus fundadores, Bill Hewlett y Dave Packard, siguieron trabajando y experimentando hasta que dieron con la manera de crear una compañía innovadora que expresara sus valores básicos y ganara una sostenida reputación por sus grandes productos. Entrenados como ingenieros, podrían haber perseguido la meta de "ser ingenieros", pero no procedieron de esa forma. Al contrario, pasaron de "diseñar productos" a "diseñar una organización". Perseveraron en crear un ambiente propicio para la generación de grandes productos.

Muy apropiadamente, un periodista que entrevistó a Dave Packard tituló su artículo: "El presidente de Hewlett-Packard construyó la compañía por diseño y la calculadora por casualidad". Haciendo eco de la orientación de "construir relojes", el artículo contenía este párrafo: "La creación definitiva de Bill Hewlet y Dave Packard no fue el osciloscopio para audio, ni la calculadora de bolsillo. Fue la compañía Hewlett-Packard y la marca HP."

De manera semejante, "el producto" más grande de Masaru Ibuka no fue el walkman ni el Trinitron; fue la compañía Sony y todo lo que ella representa. La creación más grande de Walt Disney no fue Fantasía, ni Blancanieves, ni siquiera Disneylandia; fue la Walt Disney Company y su increíble habilidad para hacer que la gente se sienta feliz.




Reflexione sobre este cambio fundamental en la manera de pensar: pasar a ver la "compañía" misma como la creación definitiva. Si usted está participando en la creación -o en la administración- de una empresa, este cambio tendrá consecuencias importantes en la forma en que emplee su tiempo. Significará destinar menos tiempo a pensar en líneas específicas de productos y categorías de mercado y dedicar más tiempo a pensar en el diseño organizacional.
Enfocarse en el diseño organizacional significa pasar menos tiempo dando la hora
y más tiempo construyendo el reloj.

No queremos dar a entender que las compañías de éxito no tuvieran productos excelentes, o buenas ideas. Tuvieron ambas cosas. Pero no hay que perder de vista que todo producto, servicio o gran idea -por visionarios que sean- con el tiempo se vuelven obsoletos. En cambio, una compañía visionaria no cae necesariamente en la obsolescencia, si tiene la capacidad organizacional de aprender, cambiar continuamente y evolucionar más allá de los ciclos de vida de sus productos.


Usted... ¿construye relojes, o simplemente da la hora?

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