La Declaración de Independencia de la Argentina fue una
decisión tomada por el Congreso de Tucumán que sesionó en la ciudad de San
Miguel de Tucumán de las entonces Provincias Unidas del Río de la Plata. Con
dicha declaración se hizo una formal ruptura de los vínculos de dependencia
política con la monarquía española y se renunció a toda otra dominación
extranjera. Fue proclamada el martes 9 de julio de 1816 en la casa propiedad de
Francisca Bazán de Laguna, declarada Monumento Histórico Nacional en 1941.
El Congreso de Tucumán
El Congreso se inició el 24 de marzo con la presencia de 33
diputados. Según la decisión de los propios delegados, la presidencia del
Congreso era rotativa y cambiaba cada mes.
Varios territorios que habían pertenecido al Virreinato del
Río de la Plata no pudieron hacer llegar sus representantes, incluyendo las
provincias del Alto Perú que habían recaído ante los realistas. Salvo Córdoba,
las provincias de la Liga Federal (Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos,
Misiones y Santa Fe) resolvieron no concurrir al Congreso de Tucumán como señal
de protesta hacia el Directorio (unitario y pro monárquico) por la no
ratificación del Pacto de Santo Tomé, firmado el 9 de abril, por el que éste
había reconocido la autonomía de Santa Fe.2
En cuanto al Paraguay, tal territorio actuaba como un estado
independiente desde el año 1811, en que se había independizado de España, ante
las actitudes hipercentralistas de los sucesivos gobiernos establecidos en
Buenos Aires. Los territorios de la Patagonia, Comahue y el Gran Chaco se
encontraban bajo el dominio indígena o deshabitados.
En una de sus primeras decisiones, el Congreso nombró
Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata a uno de sus
diputados, el general Juan Martín de Pueyrredón.
Durante varias semanas se discutieron los alcances de sus
atribuciones y su funcionamiento interno, además de tomar decisiones de
política nacional e internacional. El cuerpo tenía la facultad de intervenir en
casi todos los asuntos que se presentaban a su consideración, lo que provocó
interminables debates.
La presión de algunos de sus miembros, y de influyentes
dirigentes nacionales —entre ellos el general José de San Martín, gobernador de
la Intendencia de Cuyo— hizo que se iniciara la discusión sobre la Declaración
de Independencia.
La votación finalmente se concretó el 9 de julio. En ese
momento presidía el cuerpo uno de los representante de San Juan, Francisco
Narciso de Laprida. Ningún país reconoció en ese momento la independencia
nacional.
Las discusiones posteriores giraron en torno de la forma de
gobierno que debía adoptarse para el nuevo Estado. La situación de guerra
abierta con la monarquía española y la creciente injerencia del Reino Unido de
Portugal, Brasil y Algarve hizo que, tácticamente, muchos de los que podían
tener simpatías por el federalismo, decidieran abroquelarse monolíticamente en
una especie de "unitarismo" coyuntural ante los ataques externos.
Las labores del Congreso continuaron en Buenos Aires, donde
comenzó a deliberar a principios de 1817, y donde sancionó la Constitución
Argentina de 1819. El Congreso fue disuelto en 1820, tras la derrota del
Directorio en la batalla de Cepeda, que marcó el inicio de la Anarquía del Año
XX.
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