El 19
de septiembre se celebra el Día nacional de las Personas Sordas, lo
recuerda Francisco Gonzalo Olivera, de la Asociación de Sordos de Misiones.
Hace
muchos años, exactamente el 19 de setiembre de 1885, el Congreso Nacional
sancionó una Ley que ordenaba la creación de un instituto nacional para
sordomudos que se constituyó en la primer escuela para Sordos de nuestro país.
La
decisión política se orientó hacia una filosofía dogmática en la educación
especial para sordos: el oralismo, que acarreó severas restricciones impuestas
a los niños Sordos con sus lamentables marcas psíquicas.
El
nuevo Instituto Nacional comenzó a funcionar un año después bajo la dirección
del canónigo italiano Serafino Balestra quien afirmó: “El ministerio de Cristo
debe abrir la boca del sordo” y en nombre del habla llegó a usar la
electricidad como método terapéutico para excitar y encaminar los labios de los
niños Sordos.
Su
interés se centraba obsesivamente en la abolición de las señas dentro de las
escuelas y luchó hasta borrar cualquier rastro de ella.
En 1897
se crea en ese instituto una sección aparte para niñas sordas.
Los
sordos de distinto sexo se mantuvieron aislados y a escondidas, en los recreos,
durante las noches, cuando ningún ojo represor los veía, se comunicaban por
señas.
En 1901
se separan las escuelas por sexos y se crea el instituto Nacional de Niñas
Sordomudas.
En esos
tiempos, las únicas escuelas para Sordos se localizaban en Buenos Aires razón
por la que se organizaron como internados para los niños del interior del país.
Paradógicamente fue allí donde podían comunicarse entre sí, sin limitaciones
constituyendo contextos sociales donde la identidad y la cultura sordas se
desarrollaron pese a las prohibiciones derivadas de la aplicación del método
oral puro.
Los
Sordos aunque parezcan extranjeros en su propia Patria, son nuestros
conciudadanos, dueños de una lengua y una identidad propias, con quienes
también compartimos intereses sociales. ¿Permitimos que los Sordos puedan
lograr la comunicación, el acceso al conocimiento y a la información? Quizás
algunos piensan que el oralismo, los audífonos, los implantes cocleares
convierten a los Sordos en oyentes. Si esto fuera así, en los países más
avanzados técnicamente del mundo no habría Sordos. Sin embargo el número
asciende mundialmente a cifras millonarias, con innumerables asociaciones de
Sordos y hasta una Federación Mundial de Sordos.
Por qué
entonces hacer que el Sordo deba reírse aunque no entienda los chistes, deba
callar cuando se pierde en las palabras habladas. Porqué forzarlo a imaginar el
mensaje cuando entendió solo una palabra y tenga que armar intuitivamente una
conversación completa.
¿Quizás
estén ávidos de comunicarse? ¿Quizás sientan ganas de participar? ¿Quizás
quieran ser considerados y respetados? ¿Quizás quieran ser entendidos?
Tal
vez, las necesidades comunicativas de los Sordos encontrarán solución en la
Educación bilingüe multicultural en Lengua de Señas Argentina – Lengua
Española.
Un niño
Sordo profundo puede adquirir naturalmente una lengua, -que se adapte a sus
condiciones físicas-, y la estructurará cuando esa lengua esté a su alcance en
su entorno.
Para
los Sordos, “VER”, tiene el mismo valor afectivo y de significación que para
los oyentes “OIR”. Las manos, como la voz, pueden expresar ideas, sentimientos,
emociones.
Pero el
bilingüismo aparece también cuando voluntariamente una familia oyente con un
hijo Sordo decide introducir la lengua de señas en su vida.
Sin
duda, esta lengua es la más eficaz y funcional para la comunicación del Sordo.
La
introducción temprana de la lengua de señas en la vida del niño Sordo puede
ayudar a que este proceso siga un curso cronológicamente adecuado.
Pero la
escuela, con un proyecto educativo bilingüe, puede tener un peso importante que
ayude al niño Sordo a adquirir plenamente lo que será su primer lengua natural
completa.
De
hecho, en la vida del Sordo, hay una convivencia de lenguas y de culturas.
Seguramente, el desarrollo de la lengua de señas será veloz y natural mientras
que la lengua española tendrá un peso diferente para cada niño según sus
posibilidades, pero que en cualquier caso se aprenderá sistemáticamente en
forma más lenta que la primera, por ser una segunda lengua, a la que el Sordo
no llega de manera natural.
Oyentes,
elevará la autoestima que como toda persona, el Sordo necesita: el reflejo de
una autoimagen positiva.
Será
entonces una invitación al encuentro entre lenguas y culturas, al encuentro
entre Oyentes y Sordos.
Quizás.
LA IGUALDAD ESTÁ EN TUS MANOS.
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