Cada uno de nosotros
tiene un valor incalculable y un potencial infinito por desarrollar para lograr
la felicidad. Si trabajamos a conciencia lograremos todo lo que nos
propongamos.
Somos lo que somos
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles,
arbustos y flores se estaban muriendo
El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto
como el Pino
Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas
como la Vid.
Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba por no ser fuerte y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta, un Clavel floreciendo y más
fresco que nunca.
El rey le preguntó: ¿Cómo es que creces tan saludable en
medio de este jardín mustio y sombrío?
La flor contestó: Quizás sea porque siempre supuse que
cuando me plantaste querías claveles.
Si hubieras querido un Roble, lo habrías plantado.
En aquel momento me dije:
Intentaré ser Clavel de la mejor manera que pueda y heme
aquí el más hermoso y bello clavel de tu jardín."
Así a veces nos pasa a nosotros
Vivimos marchitándonos; en nuestras propias
insatisfacciones, en nuestras absurdas comparaciones con los demás...
Si yo fuera, si yo tuviera, si mi vida fuera...
Siempre conjugando un futuro incierto, en vez del presente
concreto, empecinados en no querer ver, que la felicidad es un estado subjetivo
y voluntario.
Podemos elegir hoy, estar felices con lo que somos, con lo
que tenemos o vivir amargados por lo que no tenemos o no podemos ser.
Sólo podremos florecer el día que aceptemos que SOMOS LO QUE
SOMOS, que Dios nos hizo únicos e irrepetibles, y que nadie puede hacer lo que
nosotros vinimos a hacer.
"Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que
es posible y de repente estarás haciendo lo imposible."
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