FILOSOFIA
La
filosofía es la piedra angular en las bases del Las Cinco Piezas Principales
del Rompecabezas de la Vida. Nuestra manera de pensar es un factor importante
en la determinación del resultado de nuestras vidas. Todo lo que se desarrolla
en la mente humana, ya sean ideas, pensamientos o información, forma nuestra
filosofía personal. Nuestra filosofía luego influencia nuestras costumbres y
comportamiento y es aquí donde radica el comienzo de todo.
Cómo se forma nuestra filosofía personal
Nuestra
filosofía personal proviene de lo que sabemos y del proceso por medio del cual
llegamos a saber todo lo que sabemos actualmente. En el transcurso de nuestras
vidas recibimos impacto de una multitud de fuentes. Lo que sabemos proviene de
la escuela, de los amigos y asociados, del hogar y de la calle, de influencia
ejercida por los medios de comunicación, proviene de los libros y del proceso
de leer, de escuchar y de observar. Las fuentes de conocimientos e información
que han contribuido a la formación de nuestra filosofía actual son casi
ilimitadas.
FILOSOFIA
Como
adultos, toda la información que nos llega es examinada bajo el lente de
nuestra filosofía personal. Agregamos a nuestro inventario de conocimientos
aquellos conceptos que parecen estar de acuerdo con las conclusiones que ya
nos hemos formado y de esta manera reforzamos nuestra manera de pensar actual.
Aquellas ideas que parecen contradecir nuestras creencias generalmente se
rechazan rápidamente.
Constantemente
estamos en proceso de confirmar,. a la luz de nueva información, nuestras
creencias existentes. Conforme mezclamos lo nuevo con lo viejo, el resultado
es el fortalecimiento de nuestras creencias antiguas o la ampliación de nuestra
filosofa actual, con base en nueva información acerca de la vida y las personas.
Las
mismas creencias que dan forma a nuestra filosofía personal determinan nuestro
sistema de valores. Nuestras creencias nos llevan a decidir que es lo que, como
seres humanos, consideramos valioso. Con el paso del día, decidimos hacer lo
que consideramos valioso. Si una persona decide comenzar su día a las cinco de
la mañana para aprovechar las oportunidades que le permitirán proporcionarle a
su familia las cosas buenas de la vida, ¿qué está haciendo realmente esa
persona? Está haciendo lo que considera valioso de acuerdo con su filosofía. Al
contrario, una persona que decide dormir hasta el mediodía también está haciendo
lo que considera valioso. Sin embargo, el resultado de las dos filosofías ‑ de
acuerdo con la apreciación de las personas acerca de lo que consideran valioso ‑
será inmensamente diferente.
Todos
tenemos ideas propias acerca de las cosas que afectan nuestras vidas, basadas
en la información que hemos recopilado con el paso de los años. Cada uno de
nosotros tiene un punto de vista personal acerca del gobierno, la educación, la
economía, nuestro patrón y un sinnúmero de otros temas. Lo que pensamos acerca
de estos temas se suma a nuestra filosofía emergente y nos conduce a ciertas
conclusiones referentes a la vida y a la manera como funciona. Estas
conclusiones, a su vez, nos llevan a juzgar ciertos valores y este juicio
determinará nuestra actuación en un día dado, o bajo ciertas circunstancias.
Todos hemos tomado y seguiremos tomando decisiones basándonos en todo aquello
que consideramos valioso. Si las decisiones que tomamos nos llevan al éxito
inevitable o al fracaso ineludible, el desenlace depende de la información que
hayamos recogido a través de los años para formar nuestra filosofía personal.
La filosofa personal es igual al ajuste de la vela
En el
transcurso de la vida, los vientos de las circunstancias soplan sobre todos
nosotros en una corriente continua que afecta cada una de nuestras vidas.
Todos
hemos experimentado los vientos de la desilusión, de la desesperación y del
dolor abrumador. Entonces, ¿por qué si todos nos embarcamos en el mismo lugar
al principio de nuestras vidas, con la intención de llegar al mismo destino,
llegamos a lugares tan diferentes al final del trayecto? ¿No navegamos todos en
el mismo mar? ¿No nos han impulsado a todos los mismos vientos de las
circunstancias y no hemos sufrido el embate de las mismas tormentas turbulentas
del descontento?
La
manera como hemos ajustado nuestra vela determina la fuerza que nos guía a los
destinos diferentes en la vida. La manera de pensar de cada uno es lo que más
diferenciará nuestros puertos de llegada. La diferencia principal no la
establecen las circunstancias, la diferencia principal radica en el ajuste de
la vela.
A todos
nos afectan las mismas circunstancias. Todos tenemos desilusiones y nos
enfrentamos a desafíos. También sufrimos reveses y momentos en los cuales, a
pesar de nuestros mejores planes y esfuerzos enormes, las cosas parecen
desmoronarse. Las circunstancias desafiantes no son eventos reservados para los
pobres, los ignorantes o los menesterosos. Los ricos y los pobres tienen hijos
que se meten en apuros. Los ricos y los pobres tienen problemas conyugales. Los
ricos y los pobres se enfrentan a los mismos desafíos que pueden llevar a la
ruina financiera y a la desesperación. En el análisis final, la calidad de
nuestras vidas no la determina lo que sucede sino lo que decidimos hacer
después de haber luchado tratando de ajustar la vela, y descubrir que el viento
ha cambiado de dirección.
Al
cambiar la dirección del viento, nosotros tenemos que cambiar. Tenemos que
luchar para ponernos en pie una vez más y reajustar 1a vela, de manera que nos
conduzca hacia el destino que hemos escogido deliberadamente. El ajuste de la
vela ‑nuestra manera de pensar y nuestra manera de responder ‑tiene una
capacidad mucho mayor para destruir nuestras vidas que los desafíos a que nos
enfrentamos. La rapidez y responsabilidad con que respondemos a la adversidad
es más importante que la adversidad en sí. Una vez que nos disciplinemos para
entender esto, finalmente y voluntariamente concluiremos que el gran desafío de
la vida es llegar a controlar el proceso de pensar.
Aprender
a reajustar la vela, de acuerdo con los vientos cambiantes, en vez de permitir
que dichos vientos nos impulsen en una dirección que no hemos escogido,
requiere el desarrollo de una disciplina totalmente nueva. Requiere que
dediquemos nuestros esfuerzos para establecer una filosofía personal poderosa
que ayude a influenciar positivamente todo lo que hacemos y todo lo que
pensamos y decidimos. Si tenemos éxito en esta valiosa labor, el resultado se
manifestará como un cambio en el nivel de nuestros ingresos, cuenta bancaria,
estilo de vida y relaciones; en los sentimientos hacia las cosas de valor y en
el razonamiento en los momentos en que nos encaramos a un desafío. Si podemos
alterar la manera como percibimos, juzgamos y decidimos los asuntos de mayor
importancia en la vida, podemos cambiar nuestras vidas de manera dramática.
Cómo desarrollar un filosofía personal poderosa
Las
circunstancias no serán la influencia más importante en el momento de decidir
lo que vamos a hacer con las oportunidades que se nos presenten el día de
mañana. Lo más importante será nuestra manera de pensar. La suma total de lo
que hayamos aprendido hasta ahora se reflejará en lo que pensamos y en las
conclusiones a que lleguemos al enfrentarnos a los desafíos de la vida.
El
proceso de aprendizaje juega un papel en la determinación de nuestra filosofía
personal. Durante el transcurso de los años hemos logrado recoger una cantidad
considerable de conocimientos. Es imposible vivir sin que la información que
nos rodea haga impacto en nuestra manera de pensar. La mente humana está
constantemente tomando fotografías y grabando las imágenes y los sonidos que
nos rodean. Cada experiencia queda impresa en las neuronas del cerebro. Cada
palabra, cada canción, cada programa de televisión, cada conversación y cada
libro ha dejado una huella eléctrica o química en nuestra computadora mental.
Cada emoción, cada pensamiento, cada actividad en que hemos participado ha
creado un circuito nuevo en el cerebro que se ha conectado con los otros
circuitos ya existentes. Todo lo que ha tocado nuestras vidas está grabado
indeleblemente, y lo que somos hoy día es la acumulación de experiencias que
están conectadas de manera intrincada por una combinación de impulsos
eléctricos y químicos almacenados en el cerebro, cuyo peso es de unas tres
libras. Todo lo que ha tenido lugar dentro y alrededor de nosotros se ha
convertido en esta entidad única que llamamos el sí mismo ‑ el ser humano
diferente a todos los demás.
La
manera de utilizar toda esta información y la manera de organizar todos estos
conocimientos conforman nuestra filosofía personal. El problema radica en que
mucha de la información que hemos recopilado ha producido conclusiones erradas
acerca de la vida y éstas pueden obstaculizar el logro de nuestros objetivos.
El único método para eliminar estas barreras mentales es repasar, refinar y
revisar nuestra filosofía personal.
La
mejor manera de establecer una filosofía personal nueva y poderosa es comenzar
con un repaso objetivo de las conclusiones que hemos obtenido de la vida.
Cualquier conclusión que no esté trabajando a favor nuestro puede estar, de
hecho, trabajando en contra nuestra. Imaginemos, por ejemplo, que un hombre
haya decidido que su patrón no le está pagando suficiente. Su sistema de
valores ‑ basado en años de experiencia y de información acumulada ‑ le indica:
"Eso no es justo". Este juicio de valores le hace dar ciertos pasos
como desquite. Como resultado, reduce sus esfuerzos y hace únicamente aquello
que considera justificado bajo su sueldo actual. Esta decisión no tiene nada de
malo... siempre y cuando que su objetivo sea permanecer en el lugar donde
está, haciendo lo que está haciendo actualmente y recibiendo el mismo salario
actual durante el resto de su vida.
Todas
nuestras creencias y selecciones contraproducentes son el resultado de
información incorrecta acumulada durante muchos años. Hemos estado rodeados de
fuentes equivocadas y hemos acumulado datos errados. Las decisiones que estamos
tomando no están equivocadas, si nos basamos en la información que tenemos; la
causa de las malas decisiones es esta información equivocada.
Desafortunadamente, estas decisiones erradas nos están alejando más y más, en
vez de acercarnos a nuestras metas.
La importancia de nueva información
Ya que
es imposible identificar y borrar toda la información equivocada que está
almacenada en nuestras computadoras mentales, la única manera de cambiar
nuestro proceso de razonamiento es introducir nueva información. A menos que
cambiemos lo que sabemos, continuaremos creyendo, decidiendo y actuando de
manera contraria a nuestros intereses.
Es
esencial obtener ‑ y obtener correctamente ‑ la información que se requiere
para el éxito y la felicidad. En caso contrario, navegaremos a la deriva y la
ignorancia nos hará dar demasiada importancia a nuestro poder, prestigio y
posesiones.
La
pregunta que nos tenemos que plantear es, ¿dónde podemos obtener mejores ideas
e información nueva y correcta que nos permitan ser más de lo que somos
actualmente? Afortunadamente, estamos rodeados de un caudal de información
positiva, esperando ser utilizada.
Aprenda de las experiencias personales
Una de
las mejores maneras de ampliar las dimensiones de nuestros conocimientos es haciendo
un repaso serio de nuestras experiencias del pasado. Todos llevamos dentro una
biblioteca de experiencias. Los libros que ocupan espacio en los libreros de
nuestras mentes fueron escritos y colocados allí por las experiencias vividas
a partir del momento de nuestro nacimiento. Estas experiencias nos sugieren que
hay una manera correcta y una manera incorrecta para hacer todo en la vida,
para toda decisión a que nos enfrentamos y para todo obstáculo que nos desafía.
Una
manera de aprender a hacer algo bien es hacer algo mal. Aprendemos tanto del
fracaso como del éxito. El fracaso tiene que enseñarnos, ya que de otra forma
el éxito no nos recompensa. Los fracasos y errores del pasado nos alientan a
enmendar nuestra conducta actual, para evitar que el presente y el futuro sean
poco más que una copia del pasado.
Todos
tenemos grabados recuerdos de acciones llevadas a cabo en el pasado y de las
recompensas o consecuencias subsiguientes a esas acciones. La clave es
convertir en sirvientes a los recuerdos de esas acciones pasadas, ya que la
repetición de esos eventos nos convierte en sus esclavos.
Tenemos
que luchar para tener la seguridad que los recuerdos de experiencias pasadas,
ya sean buenas o malas, sean veraces si es que nos van a servir y si van a hacer
que nuestro futuro sea mejor que nuestro pasado. Tenemos que reflexionar en
nuestro pasado, viviendo nuevamente esos momentos, ponderando las lecciones y
refinando nuestra conducta actual basándonos en las lecciones de nuestra
historia personal. Si en el pasado hemos manipulado la verdad, si hemos tenido
la tendencia de culpar a otros en vez de culpamos a nosotros mismos, estamos
buscando un escape de la realidad y estaremos destinados a repetir los errores
del pasado y a vivir nuevamente las dificultades del presente.
Aprenda de una voz exterior
Podemos
beneficiarnos de un poco de instrucción. En cierto sentido, éste es el
propósito de este libro. Proporciona una voz nueva y objetiva para todos
aquellos que están en búsqueda de nuevas ideas y discernimiento. Todos somos
capaces de corregir nuestros propios errores, pero con frecuencia una voz
exterior tiene gran valor ‑ alguien que nos pueda dar una evaluación objetiva
de lo que somos, de la manera como nos estamos desempeñando y del impacto
potencial de nuestros pensamientos y de nuestras acciones para un futuro mejor.
Una
evaluación objetiva que provenga de alguien cuyas opiniones respetamos
(alguien fuera de nosotros) nos permitirá ver cosas que no vemos. En nuestro
mundo personal tenemos la tendencia a ver solamente los árboles, mientras que
un amigo capaz y objetivo es más apto a ver el bosque. La objetividad, brindada
en forma de un consejo sabio por una persona en quien confiamos y a quien
respetamos, puede guiarnos a la información temprana y correcta acerca de
nosotros mismos y acerca del proceso que utilizamos para tomar decisiones.
Puede evitar que lleguemos a conclusiones erróneas, basadas en la familiaridad
con nuestro ambiente.
Podemos
considerarnos verdaderamente sabios si nos disciplinamos para aceptar los
consejos ofrecidos por alguien a quien le importe, ya que la vida y las
circunstancias nos pueden forzar a aceptarlos de alguien a quien no le importe.
En el
mundo de los negocios, los ejecutivos que han alcanzado el éxito, utilizan
consultores quienes traen consigo una voz exterior con ideas frescas. Los
empleados de una empresa pueden estar tan familiarizados con sus problemas que
hayan perdido la capacidad de ver la solución que tienen frente a los ojos.
Todos
tenemos que asegurarnos que tenemos acceso a la persona o grupo de asociados
que hemos seleccionado para pedir consejo en situaciones en las que la
dirección del viento ha cambiado con tanta frecuencia que ya no estamos
seguros de si vamos por buen rumbo. Otros pueden ayudarnos a examinar nuestras
acciones objetivamente para asegurarnos que no nos hayamos alejado de los
fundamentos.
Aprenda de las experiencias de otras personas con el fracaso
Otras personas y sus experiencias personales nos
ofrecen un sinnúmero de oportunidades para aprender. En todas las experiencias
ajenas hay dos fuentes valiosas de información, dos actitudes mentales, dos
categorías de personas con experiencias similares pero con resultados
marcadamente diferentes. Estamos expuestos diariamente a representantes de
ambos grupos. Cada grupo va en pos de su propia audiencia y cada uno ejerce
efecto en aquellos que deciden escucharlo. Sin embargo, ambas fuentes son
importantes. Una sirve como ejemplo que debe ser seguido y la otra como ejemplo
que debe ser evitado ‑ una advertencia que debe ser estudiada pero no emulada.
Todos
debemos ser estudiantes del fracaso. Es parte de las experiencias del mundo ‑
parte de las experiencias de la vida. ¿Por qué queremos estudiar los fracasos?
Para aprender lo que no debemos hacer.
Todas
las experiencias pueden servimos de maestros, siempre y cuando que aprendamos
de la información recibida y hagamos una inversión de su valor en nuestras
vidas. Hay quien enseña que la asociación con personas que no han aprovechado
sus vidas y oportunidades debe ser evitada a toda costa por temor a aprender
sus malos hábitos y, como consecuencia, repetir sus errores desafortunados.
Sin embargo, tal como alguien dijo sabiamente, "Los que no aprenden de los
errores del pasado están condenados a repetirlos". Si ignoramos las
lecciones del pasado, no obstante la fuente de sus orígenes, nos podremos
convertir en víctimas del método de tanteo (por eliminación de errores). Si
ignoramos las lecciones que nos ofrece la historia, nuestras tribulaciones nos
pondrán a prueba y finalmente nuestros propios errores nos destruirán.
Desafortunadamente,
quizás, los que fracasan no enseñan sus experiencias para que todos puedan
escuchar. Si tuviéramos más oportunidades de aprender de las experiencias
negativas de otros, podríamos, tal vez, salvar nuestras propias vidas del
desastre.
Aprenda de los éxitos de otras personas
Vale
invertir el tiempo y los recursos necesarios para llevar a cabo un estudio de
las personas que han tenido éxito en la vida. Recoja las ideas y la información
de todas las fuentes que tenga a mano. Lea los libros. Asista a los seminarios.
Utilice el tiempo que sea necesario para acumular los conocimientos que el
éxito requiere. Estudie las costumbres, el lenguaje, la manera de vestir y la
disciplina de aquellas personas que han alcanzado el éxito.
Una de
las fuentes importantes de la sabiduría, de aquellos a quienes les ha ido bien
en la vida, son los muchos libros de citas que pueden obtenerse en las
librerías. Con sólo leer las palabras de los que se han distinguido entre
nosotros (pasados y presentes), podemos llegar a una mejor comprensión de las
ideas que guiaron las vidas de los que fueron suficientemente importantes,
suficientemente persuasivos, suficientemente influyentes y cuyas vidas fueron
suficientemente exitosas para que sus palabras sean citadas.
Aproveche el poder de las influencias positivas
Todos
debemos estar constantemente en búsqueda de personas que podamos admirar y
respetar; personas en las cuales podamos modelar parte de nuestro propio
comportamiento. Gran parte de quién somos y lo que somos en este momento es una
combinación de las personas que nos han influenciado a través de los años.
Durante nuestra juventud, nuestros ídolos eran personajes de los cuentos
infantiles, artistas de cine y músicos famosos. Durante cierta época de
nuestras vidas caminábamos, nos vestíamos y hasta tratábamos de hablar como
nuestros héroes. Conforme crecimos y nuestra personalidad individual comenzó a
desarrollarse, la emulación de otros se hizo menos evidente pero la influencia,
a pesar de todo, continuó presente.
Sin
consideración a nuestra edad o a nuestras circunstancias, nunca estamos completamente
fuera del alcance de las influencias. La clave consiste en encontrar a seres
humanos cuyas personalidades y logros nos estimulen, fascinen e inspiren para
luego tratar de asimilar sus mejores cualidades. Los grandes proyectos se construyen
con base en planos. En esta vida no hay un proyecto mayor que el desarrollo
deliberado de nuestras vidas. Por lo tanto, cada uno de nosotros necesita un
plano ‑ algo o alguien que podamos ver y copiar ‑ si queremos lograr cambio y
progreso.
Todos
somos influenciados por alguien. Ya que esta influencia determinará, hasta
cierto punto, la dirección de nuestras vidas, es mucho mejor escoger
deliberadamente las personas a quienes vamos a permitir ejercer influencia
sobre nosotros, en vez de permitir que las influencias perjudiciales puedan
surtir su efecto sin nuestro conocimiento, o sin haberlas escogido.
Conviértase en un buen observador
Nunca
debemos permitir que transcurra un día sin encontrar la respuesta a una lista
de preguntas importantes, tales como:
-
¿Qué está sucediendo en nuestra industria?
-
¿A qué nuevos desafíos se está enfrentando nuestro gobierno
...nuestra comunidad... nuestro vecindario?
-
¿Cuáles son los nuevos descubrimientos, las nuevas oportunidades, las
nuevas herramientas y técnicas que han salido a la luz recientemente?
-
¿Quiénes son las nuevas personalidades que ejercen influencia en la
opinión del mundo y de la localidad?
Debemos
convertirnos en buenos observadores y evaluadores astutos de todo lo que sucede
a nuestro alrededor. Todos los eventos nos afectan y todo lo que nos afecta
deja su huella en lo que llegaremos a ser y en la manera como viviremos en el
futuro.
Una de
las razones principales para el fracaso de ciertas personas en la vida es que
constantemente tratan de pasar el día. Un desafío más productivo es tratar de
sacar algo del día. Tenemos que tener suficiente sensibilidad para observar y
ponderar lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Esté alerta. Esté
despierto. Deje que la vida y sus mensajes sutiles le toquen. Con frecuencia,
las oportunidades más extraordinarias están escondidas entre eventos de la vida
aparentemente insignificantes. Si nosotros no prestamos atención a estos
eventos, fácilmente podemos dejar escapar las oportunidades.
Hoy en
día ser un buen oyente es un reto. Hay tantas voces que reclaman nuestra
atención, cada una con su mensaje y con su atractivo especial. Una de las
mejores maneras de manejar este importante desafío es desarrollando el talento
para escuchar con selectividad.
Escuchar
con selectividad puede compararse con sintonizar la radio para encontrar la
estación que más nos agrade. Mientras hacemos girar el botón, escuchamos
durante uno o dos segundos y seguimos buscando o dejamos de hacerlo, de acuerdo
con lo que acabamos de escuchar. Cada vez que una voz exija nuestra atención,
debemos hacer una pausa y ponderar el mensaje. Si el mensaje es hueco e
ignorante, debemos tener la disciplina necesaria para seguir adelante. Debemos
tocar el botón sintonizador y pasar a la voz siguiente para que,. el mensaje
ignorante y hueco no nos afecte.
Todo lo
que escuchamos queda grabado en nuestras computadoras mentales y forma una
nueva conexión en el cerebro. Es posible, que por curiosidad, escuchemos
algunas voces por cierto tiempo. Sin embargo, si la voz no nos lleva hacia la
obtención de nuestros objetivos, debemos actuar con gran cautela para determinar
el tiempo que podemos escucharla. Debemos permitir que un mensaje nos toque
solamente cuando encontremos una fuente de información valiosa, para que este
mensaje agregue valor a quienes somos y lo que ya somos.
Uno de
los atributos más importantes para el liderazgo es la comunicación efectiva y
lo que debemos decir, sólo lo podemos aprender después de saber escuchar. El
arte e escucharnos brinda la oportunidad de agregar a nuestros conocimientos y
aumentar nuestro valor personal. El proceso de hablar, por otro lado, despliega
todo lo que hemos aprendido (o lo poco que hemos aprendido). Antes que
nuestras palabras tengan gran valor para otros, tenemos que aprender el arte de
escuchar.
La
mejor manera de aprender lo que debemos decir a nuestros hijos es
escuchándolos. Debemos leer los libros que ellos leen y de esta manera
familiarizarnos con el mensaje que están recibiendo de diferentes fuentes. A1
escuchar la información que nuestros hijos están recibiendo, aumentaremos
nuestro conocimiento de su proceso para llegar a tomar decisiones, y esto nos
ayudará a hablarles de manera más efectiva acerca de lo que es valioso.
Lea todos los libros
Todos
los libros que necesitaremos para convertirnos en una persona tan rica, tan
saludable, tan feliz, tan poderosa, tan sofisticada y con tantos éxitos como
queremos ...ya se han escrito.
Personas
de todos los niveles de vida, personas que han vivido las experiencias más
increíbles de la vida, personas que han pasado de la pobreza a la riqueza y del
fracaso al éxito, han dedicado tiempo para escribir acerca de sus
experiencias, para que podamos compartir su tesoro de conocimientos. Han
ofrecido su sabiduría y la experiencia obtenida para que nos inspiren, nos
instruyan y nos sirvan para enmendar nuestra filosofía. Sus contribuciones nos
permiten reajustar nuestra vela basándonos en sus experiencias. Nos han dado el
regalo de su discernimiento para que podamos cambiar nuestro planes, si fuera
necesario, para evitar cometer los errores que ellos cometieron. Podemos
cambiar nuestra vida basándonos en sus consejos sabios.
Todo el
discernimiento necesario ya ha sido publicado, por otros, en libros. La
pregunta importante es la siguiente: ¿Cuántos libros hemos leído durante los
últimos noventa días, libros que ofrecen en sus páginas este tesoro de
información, capaz de cambiar y mejorar nuestras vidas, nuestra fortuna,
nuestras relaciones, nuestra salud, nuestros hijos y nuestra carrera
profesional?
¿Por
qué descuidamos la lectura de libros que pueden cambiar nuestras vidas? ¿Por
qué nos quejamos pero continuamos estáticos? ¿Por qué es que tantos entre
nosotros maldecimos el efecto pero alimentamos la causa? ¿Cómo explicamos el
hecho que solamente el tres por ciento de nuestra población tiene una tarjeta
para las bibliotecas ‑ una tarjeta que nos daría acceso a todas las respuestas
que pudiéramos desear para alcanzar el éxito y la felicidad? Los que desean
una vida , no pueden darse el lujo de no leer los libros que tienen la
capacidad de hacer un impacto importante en el desenlace de sus vidas. ¡Los
libros que no lean no les ayudarán!
El
asunto no es que los libros sean demasiado caros. Si una persona llega a
concluir que el precio que debe pagar por comprar un libro es demasiado alto,
¡qué espere hasta que tenga que pagar el precio por no comprarlo! ¡Qué espere
hasta que reciba la cuenta por su ignorancia continuada y prolongada!
Hay muy
poca diferencia entre alguien que no puede leer y alguien que no quiere leer.
En ambos casos el resultado es la ignorancia. Aquellos que están buscando
seriamente el desarrollo personal debe eliminar
los escollos que ellos mismos han colocado en su capacidad y hábito para
la lectura. Hay una multitud de clases para enseñar a ser un buen lector y hay
miles de libros en los libreros de las bibliotecas públicas que están esperando
ser leídos. La lectura es esencial para los que ,buscan, elevarse á un nivel
más alto que el nivel ordinario. No podemos permitir que nada se convierta en
una barrera entre nosotros y el libro que podría cambiar nuestras vidas.
Un
poquito de lectura diariamente producirá, en muy poco tiempo, un caudal de
información valiosa. Pero si no sacamos el tiempo, si no tomamos el libro para
leerlo, si no ejercitamos la disciplina, la ignorancia llenará rápidamente el
vacío.
Aquellos
que buscan una vida mejor tienen que convertirse primero en una mejor persona.
Tienen que buscar continuamente la pericia interna para desarrollar una
filosofía equilibrada de la vida y luego vivir de acuerdo con los dictámenes de
esa filosofía. El hábito de la lectura es un escalón importante en el
desarrollo de un base filosófica sólida. Es uno de los fundamentos requeridos
para alcanzar el éxito y la felicidad.
Mantenga un diario personal
En
nuestra búsqueda constante de conocimientos y comprensión, hay otra disciplina
importante que nos ayudará a capturar la información que nos rodea, para que
nuestro futuro sea mejor que nuestro pasado: Mantener un diario personal.
Un
diario es el lugar donde depositamos todos nuestros descubrimientos y
observaciones de la vida. Es la presentación escrita, narrada en nuestras
propias palabras que captura las experiencias, ideas, deseos y conclusiones
referentes a las personas y eventos que han hecho impacto en nuestras vidas.
Un
diario nos proporciona dos beneficios extraordinarios. Primero, nos permite
capturar todos los aspectos del momento presente para poder revisarlos y
estudiarlos en el futuro. Los eventos que tienen lugar en nuestras vidas ‑ las
experiencias que vivimos y de las cuales aprendemos ‑ no deben sólo
"suceder?. Deben ser captadas para que sus lecciones puedan ser invertidas
en el futuro. El pasado, si se ha documentado debidamente, es una de las
mejores guías para tomar buenas decisiones hoy que nos llevarán a un mañana
mejor.
Aunque
es cierto que todos los eventos quedan grabados en el cerebro, no siempre
podemos tener acceso a los detalles específicos que rodean estos eventos.
Frecuentemente, los detalles pueden nublarse o distorsionarse con el transcurso
del tiempo: Es posible que recordemos el resultado pero nos hayamos olvidado de
la secuencia exacta de los eventos, o de las decisiones tomadas. Sin tener la
información correcta para afinar nuestro recuerdo del pasado, corremos el
riesgo de repetir muchos de los mismos errores una y otra vez.
Sin un
diario, esos momentos especiales (esos hitos de emoción y experiencia) serán
empujados por los vientos de nuestro olvido a un rincón escondido de la mente y
su valor se perderá para siempre. La emoción de ese momento especial se desvanecerá
rápidamente, a menos que sea captada en un diario. Podremos recordar el evento
pero habremos perdido la emoción.
El
segundo beneficio derivado de un diario es que, por sí, el escribir acerca de
nuestras vidas nos ayuda a pensar de manera más objetiva acerca de nuestras
acciones. La escritura tiende a demorar el flujo de información. Conforme
hacemos una pausa para reunir nuestros pensamientos, acerca de un evento que
estamos tratando de retener en papel, tenemos tiempo para ponderar y analizar
la experiencia. Comenzamos a ver con mayor claridad la fuente de nuestra
información, los hechos en los cuales hemos basado nuestra decisiones y las
acciones que estamos tomando como reacción a nuestras creencias. En otras
palabras, no es sólo el evento sino nuestra filosofía personal lo que sometemos
a un escrutinio intenso en el proceso de plasmar nuestra vida en papel. Es este
escrutinio intenso lo que nos permite perfeccionar nuestra filosofía con
cambios que, a su vez, sean verdaderamente capaces de cambiar la vida.
La
disciplina de un diario también desarrolla nuestra capacidad para comunicarnos
de manera más efectiva. Entre más practicamos la captura de eventos y
emociones con palabras, más claramente podremos comunicar no sólo nuestras
ideas sino, también, el valor inherente que existe dentro de nosotros.
Es un
hecho interesante que cuando el Presidente Kennedy fue asesinado, los diarios
personales de algunos de los dirigentes más influyentes del país capturaron los
eventos de ese día trágico. Mientras el avión presidencial cruzaba los cielos entre
Dallas y Washington con el cadáver del presidente asesinado, muchos se sentaron
en silencio a anotar en sus diarios sus recuerdos intensos de la tragedia. Fue
una de las situaciones poco comunes en que la historia fue anotada en el
momento en que sucedió, y no solamente una especulación de parte de los
historiadores en una época posterior lejana. Esta combinación de relatos
escritos sirvió, más tarde, como base del libro The Death of a President, una
de las obras históricas más importantes de los últimos tiempos.
La
mayoría de los hombre y mujeres que han alcanzado el éxito mantienen un diario
personal que revisan frecuentemente. Es, para ellos, una segunda naturaleza.
Parecen tener un instinto inherente que les indica que una vida que merece
vivirse es una vida que merece documentarse. él proceso para formar el hábito
deliberado y constante de escribir en el diario, bien puede ser una razón
principal de su elevación a planos superiores de éxitos.
Son las
disciplinas pequeñas las que llevan a los grandes logros. Cuando las personas
promedio prestan cuidado y atención a las cosas importantes, el paso del tiempo
es lo único que demora su ascenso al éxito y los honores. Tanto las
disciplinas pequeñas como los errores de juicio tienen tendencia a acumularse.
Las primeras para beneficio nuestro y los últimos para nuestro detrimento.
Ni el
éxito ni el fracaso ocurren en un evento cataclísmico. Ambos son el resultado
de la acumulación de decisiones aparentemente pequeñas e insignificantes cuyo
peso combinado durante el transcurso de una vida proporcionan a la persona con
su recompensa proporcionada. El llevar o no llevar un diario personal no es
indispensable para lograr el éxito, pero el diario personal es una pieza
importante, que llamamos filosofía, en el rompecabezas de la vida. Al
abandonar el diario, el rompecabezas no puede llegar a estar verdaderamente
completo.
No hay
duda que nuestras vidas valen más que una partida de nacimiento, una lápida en
una tumba y medio millón de dólares en servicios y artículos consumidos
comprimidos entre esos dos hitos principales de nuestras vidas. Los diarios
personales son las herramientas que nos permiten documentar los detalles de los
fracasos y del progreso de nuestra existencia. A1 mismo tiempo, el proceso nos
permite llegar a ser más de lo que, de otra manera, hubiéramos sido.
Rápidamente
nos estamos convirtiendo en una nación de intelectos pasivos. El abandono de
nuestros talentos para la escritura y la lectura nos está llevando al hábito
de la indisciplina al pensar. Si dudamos esto, sólo tenemos que ver el número
de nuestros seres queridos que usan y venden drogas, el número de nuestros
ciudadanos involucrados en crímenes violentos o delitos de naturaleza económica
y el número de nuestros jóvenes que se retiran antes de tiempo de las escuelas.
Falta de disciplina para pensar. Valores equivocados. Malas decisiones. Si esta
tendencia no se corrige, dentro de poco habremos bajado al nivel de una potencia
de tercera categoría.
No
podemos convertirnos en una nación más fuerte hasta que comience a cambiar
nuestra atención a los puntos esenciales de la vida. La capacidad para
establecer un liderazgo más competente en nuestro gobierno, nuestras escuelas,
nuestros negocios y nuestra comunidad yace en el valor emergente de la persona.
Por esa razón, cada uno de nosotros debe comprometerse a desarrollar nuestro
potencial humano en su totalidad, una disciplina a la vez, un libro a la vez y
un párrafo en nuestro diario a la vez. Solamente persiguiendo activamente más
conocimientos podemos refinar suficientemente nuestra filosofía personal y
cambiar no solamente nuestras vidas, sino las vidas de los que nos rodean.
El proceso para tomar decisiones
Siempre
que una idea nueva se cruza en nuestro camino, subconscientemente la colocamos
en nuestra balanza mental y la pesamos para determinar el nivel en el cual
actuaremos para recibirla. Aquellas ideas de mucho peso en nuestra balanza
reciben atención inmediata; las ideas de poco peso reciben atención mínima o
poco frecuente.
No
importa cual sea el nivel de acción que determinemos es el correcto, nuestra
filosofa tomará esta decisión. Si hemos fallado en nuestra adquisición de
conocimientos adecuados, o si hemos fallado en perfeccionar o en aumentar los
conocimientos que poseemos, un número significativo de nuestras decisiones nos
pueden alejar del éxito en vez de acercarnos a él. Si tenemos inclinación a
gastar tiempo considerable en cosas sin importancia o aun cantidades
importantes de dinero en cosas insignificantes, es esencial que examinemos con
más cuidado nuestro proceso para tomar decisiones.
El
mundo está lleno de personas cuyas decisiones están destinadas a destruir sus
posibilidades de éxito. Aquellos que no funcionan con base en una filosofía
sólida, con frecuencia hacen lo que deben haber dejado sin hacer y no hacen lo
que deben haber hecho. No establecen objetivos y prioridades. Vacilan entre
una decisión y otra. Están conscientes que deberían estar haciendo algo, pero
les hace falta la disciplina para convertir esta x conciencia en acción.
Los
días se llenan de docenas de encrucijadas personales al tener que tomar
decisiones en asuntos de poca o mucha trascendencia. Es importante recordar
que todas y cada una de las selecciones que hagamos durante estos momentos de
decisión marca el rumbo hacia un destino futuro. A1 igual que la suma total de
nuestras decisiones pasadas nos han traído a nuestras circunstancias actuales,
las decisiones que tomamos hoy nos llevarán a las recompensas o lamentaciones
del futuro.
Preferencias.
Decisiones. Selecciones. Cada una de ellas nos proporciona una oportunidad para
determinar la calidad de nuestro futuro. Además, cada una exige que nos
preparemos por adelantado para la decisión que vamos a tomar. En esos momentos
de selección, son los conocimientos que hemos adquirido y la filosofía que
hemos desarrollado de estos conocimientos lo que nos servirá o nos destruirá.
Es por
esto que debemos prepararnos constantemente para una confrontación no
anticipada con selecciones importantes. Solamente con una preparación mental
cuidadosa podemos hacer selecciones sabias repetidamente. Lo que pensamos
ejerce influencia sobre lo que escogemos; lo que escogemos define lo que somos
y lo que somos atrae lo que tenemos. Si no estamos contentos con el lugar al
cual nos han llevado nuestras decisiones pasadas, el lugar de partida es
nuestro proceso de razonamiento. Conforme agreguemos nuevos conocimientos,
comenzaremos a refinar nuestra filosofía. Conforme cambien nuestras creencias,
cambiarán, igualmente, nuestras selecciones y las selecciones mejores producirán
mejores resultados.
El
desarrollo de una filosofía sólida nos prepara para tomar decisiones sólidas.
Al igual que un arquitecto, tenemos que aprender a imaginarnos el resultado
que deseamos lograr y pasar entonces a construir una base sólida para sostener
esta visión. Una vez que la visión haya sido definida claramente y la base haya
sido establecida firmemente, las decisiones requeridas para completar la
estructura se hacen con facilidad y sabiduría.
La fórmula para el fracaso
El
fracaso no es un solo evento cataclísmico. No fracasamos de un día para otro.
El fracaso es el resultado inevitable de la acumulación de malas ideas y
selecciones equivocadas. En palabras más sencillas, el fracaso no es más que
unos pocos errores de juicio repetidos diariamente.
Ahora,
¿por qué comete una persona un error de juicio y luego es tan tonta que lo
repite día tras día?
La
respuesta es: Porque él o ella no piensa que esto importe.
Por sí
solas, nuestras acciones diarias no parecen ser tan importantes. Una pequeña
falta de atención, una mala decisión o una hora malgastada no resultan, por lo
general, en un impacto inmediato y medible. Generalmente nos escapamos de las
consecuencias inmediatas de nuestros actos.
Si no
nos hemos preocupado por leer un solo libro durante los últimos noventa días,
esta falta de disciplina no parece hacer impacto inmediato en nuestras vidas.
Por no suceder nada drástico al final de los primeros noventa días, repetimos
este error de juicio durante los próximos noventa días... y los próximos... y
los próximos. ¿Por qué? Porque no parece importar. Aquí radica el gran peligro.
Mucho peor que no leer el libro es no darse cuenta que sí importa.
Aquellos
que comen demasiados alimentos perjudiciales están contribuyendo a futuros
problemas de la salud, pero el goce del momento oscurece las consecuencias en
el futuro. No parece importar. Aquellos que fuman demasiado o comen demasiado,
continúan haciendo esta selección año tras año... porque no parece importar.
Sin embargo, el dolor y el remordimiento causados por estos errores de juicio
solamente han sido postergados para un momento en el futuro. Las consecuencias
pocas veces son instantáneas; más bien, se acumulan hasta que llega el día en
que hay que pagar las cuentas y tenemos que pagar el precio de nuestros errores
de juicio ‑ errores que no parecían importar.
El
atributo más peligroso del fracaso es su sutileza. A corto plazo, estos errores
no parecen causar diferencia. No parece que estemos fracasando. Es más, algunas
veces esta acumulación de errores de juicio tiene lugar durante un período de
gran felicidad y prosperidad en nuestras vidas. Ya que no nos sucede nada terrible,
ya que no hay consecuencias inmediatas que capten nuestra atención,
sencillamente pasamos de un día al siguiente, repitiendo los errores, con
pensamientos equivocados, escuchando voces equivocadas y haciendo las
selecciones equivocadas. Ayer no se nos cayó el cielo encima y, por lo tanto,
el acto es probablemente inocuo. Ya que pareció no tener consecuencias
medibles, es probablemente seguro repetirlo.
¡Pero
tenemos que estar mejor educados!
Si al
finalizar el día en que cometimos nuestro primer error de juicio se nos hubiera
caído el cielo encima, indudablemente habríamos dado los pasos necesarios para
asegurar que dicho acto no se repitiera nunca más. A1 igual que un niño que
coloca la mano en una hornilla caliente a pesar de las advertencias de sus
padres, tendríamos una experiencia instantáneamente acompañando nuestro error
de juicio.
Desafortunadamente,
el fracaso no nos grita sus advertencias de la misma manera que lo hacían
nuestros padres. Por esta razón, es imperativo que refinemos nuestra filosofía
para poder seleccionar mejor. Si tenemos una filosofía personal poderosa que
guía cada uno de nuestros pasos, llegamos a estar mas conscientes de nuestros
errores de juicio y más conscientes que cada error sí importa.
La fórmula para el éxito
Al
igual que la fórmula para el fracaso, la fórmula para el éxito es fácil de
seguir:
Unas
pocas disciplinas sencillas practicadas diariamente.
Ahora,
he aquí una pregunta interesante que vale la pena ponderar: ¿Cómo podemos
cambiar los errores en la fórmula para el fracaso por las disciplinas
requeridas en la fórmula para el éxito? La respuesta es: Haciendo que el futuro
sea una parte importante de nuestra filosofía actual.
Tanto
el éxito como el fracaso conllevan consecuencias futuras; es decir, las
recompensas inevitables o el arrepentimiento ineludible que son el resultado de
las actividades del pasado. Si esto es cierto, ¿por qué no hay más personas que
tomen el tiempo necesario para ponderar el futuro? La respuesta es sencilla:
Están tan cautivados por el momento presente que el futuro no parece importar.
Los problemas y las recompensas de hoy son tan absorbentes para algunos seres
humanos que no se detienen durante el tiempo necesario para pensar en el
mañana.
Pero,
¿qué sucedería si desarrolláramos una nueva disciplina que nos hiciera tomar
unos pocos minutos cada día para imaginar lo que nos espera en el futuro?
Podríamos, entonces, prever las consecuencias inminentes de nuestra conducta
actual. Armados con esta información valiosa, podríamos dar los pasos
necesarios para cambiar nuestros errores por nuevas disciplinas orientadas
hacia el éxito. En otras palabras, al disciplinarnos para imaginarnos el
futuro, podríamos cambiar nuestra manera de pensar, enmendar nuestros errores y
desarrollar nuevos hábitos para reemplazar los viejos.
Unas pocas disciplinas sencillas practicadas todos los días
Una de
las cosas atractivas de la fórmula para el éxito es que los resultados son casi
inmediatos. Conforme cambiamos voluntariamente los errores diarios por disciplinas
diarias, experimentamos resultados positivos al cabo de un corto período de
tiempo. Al cambiar nuestra dieta, al cabo de pocas semanas nuestra salud ha
mejorado notablemente. Al comenzar a hacer ejercicios, sentimos nueva
vitalidad casi inmediatamente. Al comenzar a leer nos damos cuenta de un nuevo
nivel de confianza y seguridad en nosotros mismos. Cualquier disciplina que
comencemos a practicar diariamente producirá resultados emocionantes que nos
impulsarán a mejorar aún más en el desarrollo de nuevas disciplinas.
La
verdadera magia de nuevas disciplinas es que éstas nos llevarán a cambiar
nuestra manera de pensar. Si hoy comenzáramos a leer los libros, mantener un
diario, asistir a las clases y escuchar y observar más, hoy sería el primer día
de una vida mejor que nos encaminaría a un futuro mejor. Si hoy comenzáramos a
tratar con más ahínco en todas nuestras actividades y a hacer un esfuerzo
consciente y continuo por cambiar los errores sutiles pero perniciosos por
disciplinas positivas y remuneratorias, nunca más tendríamos que conformarnos
con una simple existencia ‑no sería posible después de haber probado los frutos
de una vida substancial.
Hay
quienes nos quieren hacer creer que no necesitamos las disciplinas para poder
cambiar nuestras vidas ‑ que lo único que necesita la persona es un poquito de
motivación. Pero la "motivación" no es lo que hace que personas
cambien sus vidas. Para cambiar una vida primero tenemos que cambiar nuestros
hábitos en el proceso para pensar. Un tonto que se motiva no es más que un
tonto motivado.
Para
cambiar lo que somos a lo que deseamos ser, tenemos que comenzar con esos pocos
fundamentos que afectan la manera como pensamos. Podemos cambiar enormemente el
curso de nuestras vidas, invirtiendo más tiempo y haciendo un esfuerzo
consciente mayor para refinar nuestra filosofía personal.
Lo
emocionante es que no tenemos que cambiar mucho para que los resultados
obtenidos nos cambien rápidamente.
Las disciplinas tienen tendencia a multiplicarse
Todas
las disciplinas se afectan unas a las otras. Cada disciplina afecta no
solamente la disciplina que ya hemos comenzado a practicar, sino las
disciplinas que vamos a adoptar próximamente. Todo afecta todo lo demás.
Algunas cosas nos afectan más que otras, pero todo lo que hacemos afecta todo
lo otro que hacemos. No creer en esto es ingenuidad. De aquí pueden provenir
esos pequeños errores sutiles ‑no comprender el efecto que nuestros errores,
repetidos durante un período prolongado de tiempo, ejercen en nuestras vidas.
Existe
una tendencia en todos nosotros que nos permite continuar en una acción
carente de disciplina. Nos decimos: "Solamente me permitiré esta
debilidad en esta área". Pero este tipo de razonamiento es el principio de
un proceso de decepción contra nosotros mismos, ya que cada acción sin
disciplina tiene tendencia a abrir el paso a otras interrupciones en la cadena
de la autodisciplina. La licencia que nos damos para desviarnos, aunque sea
momentáneamente, de los parámetros de nuestra fuerza de voluntad, establece
una tendencia sutil y con el transcurso del tiempo, indudablemente sufriremos
la degradación de otras disciplinas que nos hayamos impuesto.
Ya que
cada disciplina afecta todas las otras, tenemos que cuidar de todas ellas. No
podemos permitirnos la indulgencia de ningún error repetido uno y otro día.
Recuerde, cada permiso que nos demos para continuar cometiendo un error, afecta
todos nuestros buenos hábitos y esto, con el tiempo, afecta nuestros logros
futuros.
Pero
hay un lado positivo; cada disciplina nueva afecta todas nuestras otras
disciplinas. Cada nueva disciplina que nos impongamos afectará positivamente
el resto de nuestro desempeño personal.
La
clave es continuar buscando disciplinas pequeñas que nos demos cuenta que refinan
nuestro razonamiento, enmiendan nuestros errores y mejoran nuestros
resultados. Tenemos que continuar buscando hasta el más insignificante de esos
errores de juicio que podrían convertirse en una disciplina nueva. Una vez que
se inicia el ciclo de disciplinas, nuestros errores sentirán el efecto y, al
retirarse, dejarán a su paso recompensas tangibles.
El éxito y la felicidad son fáciles de alcanzar
Todas
las acciones que se requieren para el éxito y la felicidad son bastante
fáciles, si las hacemos una a una. El cambio del error a la disciplina es
fácil, y también lo es pasar del fracaso al éxito. Es fácil porque lo podemos
hacer y siempre es fácil hacer lo que tenemos capacidad para hacer. Es posible
que tengamos que trabajar arduamente en la parte de la ecuación que corresponde
a la disciplina diaria, pero ejercitar nuestros talentos para abrazar el éxito
y sus recompensas, es muy fácil.
Pero si
es tan fácil, ¿por qué no hay más entre nosotros que lo hagan?
Porque
aunque es fácil hacer lo que se requiere para el éxito y la felicidad, también
es fácil no hacerlo.
Los peligros de la negligencia
Aquello
que es fácil hacer también es fácil no hacerlo. La razón principal por la cual
a las personas no les va tan bien como deben y pueden, puede explicarse en una
palabra: negligencia.
No es
falta de dinero ‑los bancos están llenos de dinero. No es falta de oportunidad‑
los Estados Unidos continúan ofreciendo las oportunidades más increíbles y
abundantes que se hayan visto en país alguno durante seis mil años de historia
documentada. No es la falta de libros ‑ las bibliotecas están llenas de libros
.... ¡y son gratis! No son las escuelas ‑ las aulas están llenas de buenos
maestros. Tenemos muchos sacerdotes y ministros religiosos, dirigentes,
consejeros y asesores.
Todo lo
que pudiéramos necesitar para convertirnos en ricos, poderosos y distinguidos
lo tenemos a nuestro alcance. La razón principal por la cual muy pocos
aprovechan las ventajas que tenemos es, sencillamente, la negligencia.
Muchos
de nosotros hemos oído la expresión "Una manzana al día evita las visitas
a la enfermería". Podemos debatir la validez de este dicho, pero ¿y si
fuera cierto? Si con una acción sencilla ‑ esa disciplina tan sencilla ‑
pudiéramos ser más sanos y estar más alertas durante nuestras vidas, ¿no
tendría sentido y no sería fácil comernos la manzana todos los días?
Suponiendo
que esta cita sea cierta, ¿por qué no comemos una manzana al día ‑ todos los
días ‑ para conservar nuestra salud? Si es tan fácil y esta disciplina conlleva
una recompensa tan importante, ¿porqué no lo hacemos? Porque las cosas que son
fáciles de hacer también son fáciles de no hacerlas. El fracaso es así de
sutil. El fracaso es, en gran parte, una consecuencia de la negligencia.
Dejamos de hacer las cosas pequeñas que debemos hacer y esta licencia,
aparentemente insignificante, se transfiere a esas cosas que son importantes
que hagamos. Una negligencia insignificante tiende a convertirse en un omisión
de calibre después de cierto tiempo.
El
abandono es parecido a una infección. Si no se controla, se extiende por todo
nuestro sistema de disciplinas y finalmente lleva al desmoronamiento de una
vida humana con posibilidades de ser próspera y feliz.
El no
hacer lo que sabemos que debemos hacer nos hace sentir culpables y la
culpabilidad lleva a la erosión de la confianza en nosotros mismos. Conforme
disminuye esta seguridad, disminuye nuestro nivel de actividad. Conforme
disminuye nuestro nivel de actividad, inevitablemente declinan nuestros
resultados. Conforme sufren nuestros resultados, nuestra actitud comienza a
debilitarse. Conforme nuestra actitud gira de lo positivo a lo negativo, la confianza
en nosotros mismos disminuye todavía más... y sigue ...y sigue... el ciclo. El
no hacer las cosas que podemos y debemos hacer, resulta en la creación de una
espiral negativa, que una vez que comienza es difícil de detener.
Aprenda a escuchar la voz correcta
¿Por
qué estamos inclinados a hacer, con tanta frecuencia, las cosas que son las
menos importantes y tan reacios a hacer las cosas esenciales que exigen el
éxito y la felicidad? ¿De dónde proviene esa voz que nos dice en un susurro,
"Deja que todo siga su curso. ¿Por qué te preocupas de toda esa tontería
de la disciplina"? Es la voz de la "negatividad", una voz que
se ha fortalecido más y más durante los últimos años como resultado de la
proximidad con las influencias perjudiciales, produciendo pensamientos
perjudiciales, desarrollando filosofías perjudiciales y tomando decisiones
perjudiciales.
Parte
de la solución para silenciar esta voz de la "negatividad" es
escuchar las voces calladas del éxito que residen dentro de cada uno de
nosotros. La voz del éxito está en lucha continua tratando de sobreponerse a
los ruidosos consejos de la voz del fracaso. Nuestra libertad personal nos
permite escoger la voz que queremos seguir. Cada vez que claudicamos ante la
voz de la penumbra en la vida y nos dejamos persuadir para que repitamos los
errores, en vez de aprender nuevas disciplinas, se fortalece la voz de la
"negatividad". Por el contrario, cada vez que escuchamos las
instancias de la voz del éxito y permitimos que nos persuada que apaguemos la
televisión y abramos un libro, que abramos nuestro diario y escribamos nuestros
pensamientos o que usemos un momento tranquilo para ponderar hacia donde nos
llevan nuestras acciones actuales, la voz del éxito responde a estas
disciplinas nuevas y día a día aumentan en fuerza y volumen.
Nunca
podremos eliminar totalmente la voz del fracaso que existe dentro de nosotros.
Siempre estará presente, urgiéndonos a que pensemos, sintamos y actuemos en una
forma que es contraria a nuestros intereses óptimos. Sin embargo, podemos
silenciar de manera efectiva esta influencia destructiva, por medio del
desarrollo de una filosofía sólida y una actitud positiva para la vida y para
nuestro futuro.
Es
fácil crear una filosofía nueva. Es fácil tomar decisiones nuevas y mejores.
Todo lo digno de valor y de recompensa que hemos mencionado en este capítulo es
fácil de hacer, pero el desafío principal ‑ lo que nos puede dejar con
centavos en vez de fortunas y con baratijas en vez de tesoros ‑ es que es
igualmente fácil no hacerlo.
Tenemos
que mantenernos atentos a las diferencias sutiles que existen entre el éxito y
el fracaso y protegernos constantemente de las voces internas que nos pueden
hacer repetir errores costosos, en vez de desarrollar disciplinas nuevas.
Cada
uno de nosotros debe tomar una decisión consciente de tratar de alcanzar una
vida buena por medio del refinamiento de nuestras ideas y del examen cuidadoso
de las consecuencias que puede acarrear la acumulación de nuestros errores. No
podemos permitirnos pensar que los errores no importan. Sí importan. No podemos
permitirnos suponer que la falta de disciplina en un área pequeña de nuestras
vidas no va a causar diferencia. Sí, la causa. Y no podemos permitirnos creer
que podemos obtener todo lo que queremos tener y convertirnos en todo lo que
deseamos ser sin hacer cambios en la manera como pensamos de la vida. Tenemos
que hacerlos.
El
viaje hacia la vida buena comienza con un cometido serio de cambiar cualquier
aspecto de nuestra filosofía actual que pueda interponerse entre nosotros y
nuestros sueños. El resto de las piezas del rompecabezas de la vida tiene poco
valor si no hemos resuelto firmemente hacer algo con esta pieza del
rompecabezas.
Todo está a nuestro alcance si leemos los libros, mantenemos
los diarios personales, practicamos las disciplinas y libramos una nueva y
vigorosa batalla contra el abandono. Estas son algunas de las actividades
fundamentales que llevan no solamente al desarrollo de una filosofía nueva,
sino a una vida nueva llena de felicidad y de logros. Cada actividad nueva y
positiva debilita el dominio del fracaso y nos guía cada vez más hacia el
destino que hemos escogido. Cada paso nuevo y disciplinado en dirección al éxito fortalece nuestra postura
filosófica y aumenta nuestras posibilidades de lograr una vida bien
equilibrada. Sin embargo, el primer paso hacia este logro meritorio implica ser
el jefe de nuestra nave y el capitán de nuestra alma por medio del desarrollo
de una filosofía personal sólida.
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