miércoles, 16 de octubre de 2013

En Inglaterra y Brasil ya se usa un “semáforo” en las etiquetas

Es un modo rápido y simple de saber qué tan saludable es un alimento antes de elegirlo.


¿Qué compramos y qué comemos? ¿Rojo, amarillo o verde? Para promover el consumo de alimentos saludables, el Gobierno británico puso en marcha una original medida: crearon un “semáforo” que aparece en las etiquetas de los productos indicando si es “prohibido” o “permitido”. La propuesta para que los consumidores puedan elegir los productos más convenientes, ya levantó polémica.
Entró en vigencia en junio y es voluntaria, porque la actual normativa de la Comunidad Europea no contempla este tipo de etiquetado. Y varias de las grandes empresas ya se sumaron al sistema, como Nestlé, Mars y PepsiCo. Una de las razones de este iniciativa es que los problemas de salud relacionados con el sobrepeso le cuestan al Gobierno británico 5.900 millones de euros al año.
La cuestión es así: cada alimento tiene una etiqueta con un círculo dividido en cinco categorías, que señalan cuánto provee de calorías, azúcar, sodio, grasas y grasas saturadas. Los productos marcados con uno de los ítems en rojo son los desaconsejados, aunque se admiten para un “consumo ocasional” (ver “Qué marca...”). Los amarillos son los que se consideran que están bien, pero no son del todo saludables, como los del verde. Sin embargo, la etiqueta no hace una evaluación total del alimento, sino que el consumidor debe encontrar el equilibrio.
“Se trata de la ‘semaforización de los alimentos’, que en Brasil y otros países ya se utiliza”, comenta la nutricionista Marcela Leal, directora de la carrera de Licenciatura en Nutrición de la Universidad Maimónides. “En setiembre participé en el Congreso Mundial de Nutrición en Granada, España. En Europa se ve una gran oferta de alimentos saludables. Sin dudas, es un desafío de la industria alimentaria que, en muchos países, ya realizó alianzas con autoridades sanitarias para acoplarse a esta tendencia y no perder mercado. Es que cada vez preocupa más que la diabetes, obesidad, hipertensión y colesterol alto se lleven gran parte de los presupuestos de salud. Por eso, en prevención, se está utilizando mucho una estrategia de bajo costo y de alta efectividad que es enseñar a leer los rótulos nutricionales de los alimentos”.
Los consumidores británicos aceptaron la propuesta. Una encuesta privada mostró que entre un 30% y un 40% de las personas dejaron de comprar un producto porque tenía demasiada grasa, sal o azúcar. Pero, al mismo tiempo, según publicó la semana pasada el diario español El País, la medida está levantando críticas entre otros países de la Comunidad Europea porque hay alimentos emblemáticos que quedan dentro de la categoría roja, como los embutidos (incluido el famosísimo jamón ibérico), el aceite de oliva, los frutos secos, las aceitunas y los chocolates. También hay otros productos con gran consenso en la comunidad científica sobre sus riesgos, como las papas fritas y las bebidas azucaradas. Italia ya pidió en Bruselas que se debata el asunto, por temor a perder una cuota de mercado en el Reino Unido, mismo temor que tienen los productores españoles.


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