Es un modo rápido y simple de saber qué tan saludable es un alimento antes de elegirlo.
¿Qué
compramos y qué comemos? ¿Rojo, amarillo o verde? Para promover el consumo de
alimentos saludables, el Gobierno británico puso en marcha una original medida: crearon
un “semáforo” que aparece en las etiquetas de los productos indicando
si es “prohibido” o “permitido”. La propuesta para que los consumidores puedan
elegir los productos más convenientes, ya levantó polémica.
Entró en
vigencia en junio y es voluntaria, porque la actual normativa de la Comunidad
Europea no contempla este tipo de etiquetado. Y varias de las grandes empresas
ya se sumaron al sistema, como Nestlé, Mars y PepsiCo. Una de las razones de
este iniciativa es que los problemas de salud relacionados con el sobrepeso le
cuestan al Gobierno británico 5.900 millones de euros al año.
La cuestión
es así: cada alimento tiene una etiqueta con un círculo dividido en cinco
categorías, que señalan cuánto provee de calorías, azúcar, sodio, grasas y
grasas saturadas. Los productos marcados con uno de los ítems en rojo son los
desaconsejados, aunque se admiten para un “consumo ocasional” (ver “Qué
marca...”). Los amarillos son los que se consideran que están bien, pero no
son del todo saludables, como los del verde. Sin embargo, la etiqueta no hace
una evaluación total del alimento, sino que el consumidor debe encontrar el
equilibrio.
“Se trata
de la ‘semaforización de los alimentos’, que en Brasil y otros países ya se utiliza”,
comenta la nutricionista Marcela Leal, directora de la carrera de Licenciatura
en Nutrición de la Universidad Maimónides. “En setiembre participé en el
Congreso Mundial de Nutrición en Granada, España. En Europa se ve una gran
oferta de alimentos saludables. Sin dudas, es un desafío de la industria
alimentaria que, en muchos países, ya realizó alianzas con autoridades
sanitarias para acoplarse a esta tendencia y no perder mercado. Es que cada vez
preocupa más que la diabetes, obesidad, hipertensión y colesterol alto se
lleven gran parte de los presupuestos de salud. Por eso, en prevención, se está
utilizando mucho una estrategia de bajo costo y de alta efectividad que es
enseñar a leer los rótulos nutricionales de los alimentos”.
Los
consumidores británicos aceptaron la propuesta. Una encuesta privada mostró que
entre un 30% y un 40% de las personas dejaron de comprar un producto porque
tenía demasiada grasa, sal o azúcar. Pero, al mismo tiempo, según publicó la
semana pasada el diario español El País, la medida está levantando críticas
entre otros países de la Comunidad Europea porque hay alimentos emblemáticos
que quedan dentro de la categoría roja, como los embutidos (incluido el
famosísimo jamón ibérico), el aceite de oliva, los frutos secos, las aceitunas
y los chocolates. También hay otros productos con gran consenso en la comunidad
científica sobre sus riesgos, como las papas fritas y las bebidas azucaradas.
Italia ya pidió en Bruselas que se debata el asunto, por temor a perder una
cuota de mercado en el Reino Unido, mismo temor que tienen los productores
españoles.
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