miércoles, 12 de agosto de 2015

Economía Espiritual Alejandro ArizA.




Hablar de dinero suele ser un tema que para los "principiantes" del desarrollo espiritual les puede parecer ofensivo y así optan por evadirlo prefiriendo irse a tomar un cafecito para platicar con otro amigo suyo acerca de algo que valga más la pena. Y esa suele ser la razón por la que generan tan poco dinero y donde su otro amigo suele estar igual de pobre por ley de semejanza alcanzándoles sólo para un cafecito. Y si alguno de ellos dice que eso no les importa, pues una ley se cumple y por eso no lo tienen. Algo que no me importa no lo atraigo. Sin embargo, si se decide avanzar espiritualmente, con el tiempo uno alcanza a ver la tremenda relación que hay entre nuestra verdadera espiritualidad y el dinero, la relación es directa e intensa. De eso quiero hablarte brevemente hoy.
                La primera vez que yo escuché hablar de Economía Espiritual fue hace muchos años cuando llegó a mis manos un libro con ese mismo título, del afamado autor, célebre pastor de iglesia, Eric Butterworth. Sin duda, puedo afirmar que ese libro fue uno de "esos" que te marcan al leerlo. Las verdades vertidas en él, las había vivido desde muchos años antes de leerlo pero hasta ese entonces entendí la directa relación que hay entre nuestra espiritualidad y el dinero; por ejemplo, el poderosísimo fenómeno de dar las gracias y realmente sentir gratitud, para luego descubrir ese acto como enorme fuente de abundancia. La relación "vibracional" entre uno y otro. Sin embargo, para fines prácticos, te comentaré uno de los temas más interesantes en esta relación, nuestros "pensamientos al respecto", algo que genera una relación emocional con el dinero y de ésta, su abundancia o carencia.
                Robert Kiyosaki en su afamadísimo libro "Padre rico, padre pobre", nos muestra las creencias a las que estuvo expuesto cuando vivió la interesante dinámica familiar de tener dos padres, uno rico y otro pobre. De esa forma pudo comparar lo que uno y otro le aconsejaban con respecto al dinero y ahí descubrió con toda evidencia las distintas creencias que cada padre tenía con respecto al dinero y, por supuesto, la consecuente realidad económica que vivían, uno rico y otro pobre. Por ejemplo, este contraste de creencias: "El amor al dinero es la raíz de todos los males", mientras que otro pensaba: "La falta de dinero es la raíz de todos los males". ¿Con cuál te identificas? Verás que será muy curioso analizar porqué está tu economía como está: por lo que piensas acerca del dinero. Es la fuerza del pensamiento en plena acción financiera.
                ¿Qué puede decirle un padre pobre a su hijo acerca del dinero? Quizá algo como: "Quédate en la escuela y prepárate, estudia mucho, pero mucho para que luego puedas conseguir un buen empleo y ahí trabajes duro, durísimo para ganar dinero". Sin embargo, si trabajar duro, muy duro, fuera la garantía del éxito financiero, todos los burros tendrían enormes carteras. Y no es así. Una persona puede graduarse con excelentes calificaciones, pero con una mentalidad y programación financiera que corresponden a una persona pobre. Yo tengo por ahí algunos amigos que creo ganan buen dinero como empleados de una afamada empresa internacional, pero que viven muy pobres, con una franca, franquísima actitud de pobreza. Les cuesta tanto, pero tanto trabajo gastar, ¡aunque ganen bien! Siempre viviendo con miedo. Siempre "ahorrando" para prevenir cualquier contrariedad. Y la pobreza en su actitud se incrementa enormemente cuando empiezan a tener hijos. Ganen lo que ganen, existe un miedo latente a que su jefe los despida, a que la empresa los corra, a que no agraden a sus superiores, a que contradigan lo que su jefe expresa. En los años que llevo de conferenciante en miles de empresas nacionales y extranjeras, concluyo que muchas personas no contradicen al jefe no por tenerle respeto, sino por temor a perder el dinero que acarrearía el posible despido al contrariar al jefe. Podría afirmar que por eso hay tanta hipocresía en el medio corporativo y empresarial; incluso por ello son tan importantes esas "idas a comer con el jefe" para siempre "estar con él"..., pero con el dinero diría yo. Punto final. Estoy convencido que si alguien tolera las majaderías de otra persona, es únicamente porque dependen en algo de esa persona. En cambio la gente que no tiene ninguna necesidad económica, suele ser la que no tolera la más mínima majadería de nadie. Simplemente se retira en paz a seguir por otro camino. Esto es tan claro. He conocido gente rica que se ufana de tener muchos amigos que ha mantenido por años, sin quizá darse cuenta de que sus "amigos" sólo lo han tolerado por la ganancia secundaria que ello les representa. Mujeres que toleran a sus maridos a cambio del sustento económico. Miles hay. En cambio, tengo otros amigos (muy pocos por cierto), con gran libertad financiera y emocional que son profundamente creativos y siempre están pensando cómo hacer un mejor negocio y establecer una empresa con sistema. Gente que se arriesga a seguir sus sueños y no los detiene "la seguridad" de entrar a una empresa, sino que les da vida y pasión su pensamiento creativo para gestar una propia.
                Cuando estamos frente a un bien o servicio que quisiéramos adquirir y no nos alcanza el dinero, hay dos opciones de pensamiento frente a ello; (1) Expresar lógicamente "no puedo comprarlo", o (2) preguntarse "¿Cómo podré comprarlo?". La diferencia en la fuerza de esos dos pensamientos es enorme. Como afirma Kiyosaki, la primera es un decreto, y de ahí no se sale, es un hecho. La segunda es una pregunta. La primera deja a la persona al margen de las circunstancias sin poder hacer nada. La segunda se obliga a pensar. ¡Enorme diferencia! Enormemente diferentes serán los resultados también. Me gusta cuando el autor comenta que expresar "no puedo comprarlo" es tan sólo una señal de pereza mental. La pereza reduce tanto la salud como la riqueza.
                Un tipo de persona puede creer: "El dinero no me importa, no me interesa el dinero". Tengo conocidos que lo afirman con orgullo. Todos pobres. Se nota a leguas. En cambio, también tengo conocidos que piensan diferente: "El dinero es poder". Todos ellos ricos. Siempre me ha llamado la atención este tipo de diferentes pensamientos que originan tan distintas realidades. Por eso he llegado a desarrollar la hipótesis que tu dinero es una buena medida de tus pensamientos, y suele una medida muy exacta.
                He llegado a conocer personas que afirman: "Yo nunca seré rico", y esa profecía autocumplida se cristaliza en realidad de la que luego se quejan. Increíble, pero así es. En cambio, también tengo la dicha de conocer personas que piensan algo como: "Yo soy rico, y los ricos no se comportan así...", haciendo alusión a un comportamiento que no les agrada. Conozco amigos que han pasado por quiebras financieras, pero siguen siendo ricos en todo esplendor. Su forma de caminar, su forma de ver la vida incluso en bancarrota, su buen gusto. Otro poderoso ejemplo es cuando analizo la forma en que un rico o un pobre lee la carta-menú de un restaurante: el pobre la lee de derecha a izquierda, el rico solo lee la columna de la izquierda y no se entera de más. Esto nunca falla y es muy manifiesto. Uno se preocupa por cuánto va a gastar, el otro por qué va a disfrutar. Obviamente, el resultado en las realidades de ambos seguirá a sus pensamientos.
                Desde que escribí mi libro La fuerza del pensamiento, he afirmado que todos tenemos la magia para crear nuestra propia realidad, y nuestra realidad financiera no es ninguna excepción a esta ley. Y en varias de mis conferencias al respecto he explicado abundantemente, con todo y el drama que le caracteriza a esa parte de mi conferencia, que si lo que deseamos son nuevos resultados, hemos de realizar nuevas acciones que los produzcan. Y si deseamos nuevas acciones, hemos de albergar nuevos pensamientos que las hagan surgir. Y a su vez, si deseamos crear nuevos pensamientos, hemos de adquirir nueva información que los generen. ¡La diferencia, al final, está en la información! A nivel económico se sucede este mismo fenómeno. Y estoy de acuerdo con miles de autores que afirmamos lo mismo: gran parte de la pobreza que vive mucha gente es debido a falta de información financiera, falta de cultura económica. La economía no se suele enseñar en las escuelas ni lo hace el gobierno, es una enseñanza tácita en la ambiente familiar, en los hogares, en el ejemplo observado en casa. Y si esa es la información que recibimos, ¡¿cómo lograr riqueza cuando la abrumadora mayoría de las familias (en mi país) son pobres o de clase media?! Kiyosaki lo muestra dramáticamente, hijos ricos suelen ser por el ejemplo de padres ricos, no tan solo por heredar fortunas; hijos pobres suelen ser por el ejemplo de vida de padres pobres, no por falta de oportunidades; hijos clase media suelen serlo por el ejemplo de padres de clase media. En una u otra forma, se trata de romper el molde y generar lo que uno quiera rebasando los límites de lo conocido, disciplina fruto del deseo de la propia -muy propia- superación. Sin duda el dinero es una forma de poder, pero es más poderosa la educación financiera. Y si no se te dio tal, ¡entonces ve e investiga por tu cuenta! Eso hace un ser extraordinario.
                Recuerdo que hace años venía de viaje en avión de regreso de una de mis conferencias y mi compañero en la fila de asientos era un altísimo ejecutivo de una de las más afamadas empresas de la industria farmacéutica que habían contratado mis servicios. En algún momento de la charla me dijo: "Alejandro, debes aprender que el dinero está tirado en las calles, y está tirado abundantemente. Sólo es cuestión de aprender a recogerlo". Parece que fue ayer cuando escuché esta creencia y todavía la recuerdo tan fresca en mis oídos que escucho el tono y timbre de voz de aquella persona incluso ahora. Desde aquel entonces me dejó pensando su metáfora. Creí en ella. Y he aprendido a recogerlo. Ese pensamiento es muy diferente de aquellos que piensan: "...es que la gente no tiene dinero, está muy gastada, por eso ya no compran tal o cual cosa...". Yo he decidido no creer en esa frase que tanto se escucha en la clase media y pobre. Las evidencias que yo alcanzo a ver me muestran lo contrario. Cada vez más agencias automotrices se abren en mi país. Cada vez más firmas de autos de lujo llegan. Cada vez más crece la industria de la construcción. Por lo menos aquí en donde vivo, ya es el colmo, hay un edificio nuevo casi cada 200 metros. Los teatros se llenan, por lo menos en las funciones que me toca asistir. Los restaurantes están al tope y con gente esperando afuera, por lo menos los que yo veo (y aclaro que no soy el único que los ve). Ver abundancia genera abundancia, porque aquello en donde enfocamos nuestra mente se expande, todo el tiempo.
                Hoy te invito a que reflexiones un momento acerca de los pensamientos que tienes con respecto al dinero, porque insisto, tus pensamientos son tu dinero, tu dinero es una muy buena medida de tus pensamientos. Hasta el momento, de los miles y miles de personas que conozco, no he conocido a un gran pesimista que sea rico, ni a un optimista que sea enteramente pobre. Y estoy hablando específicamente de dinero. Tus pensamientos generarán emociones, y estás te moverán por definición. Todos aprendimos en nuestras casas una relación emocional con el dinero, y esta es la que nos mueve a la pobreza o a la abundancia. Si notas fríamente luego de leer estas reflexiones que se te enseñó en tu casa a moverte hacia la pobreza, tienes dos opciones, seguir así, o romper con la tradición familiar, salirte de la tribu, y adquirir una Nueva Conciencia del dinero, auto-reeducarte financieramente, adoptar una nueva postura emocional frente al dinero, y te garantizo que esa nueva información que adquieras, generarán nuevos pensamientos enfocados a la abundancia, y ella será muy pronto tu realidad tangible, y esa realidad sin duda te dará más... ¡Emoción por Existir! -
 Alejandro ArizA.


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