Los especialistas en envejecimiento, afirman ahora que
un poco de estrés es necesario para poder mantenernos jóvenes y saludables.
Actualmente
se sabe que un estrés suave o moderado, puede incrementar la producción de unas
proteínas que ayudan a que las células de todo el cuerpo, incluyendo a las
neuronas, puedan trabajar al máximo de sus capacidades.
Esta respuesta corporal es necesaria para reparar los daños
producidos por el mismo estrés, un proceso denominado hormesis,
que conlleva a un fortalecimiento de células.
A medida que el cuerpo envejece, especialmente después de
los 35 años este mecanismo auto-reparador se comienza a debilitar por lo que se
vuelve más lento. La mejor manera de impedir dicho deterioro es desafiándolo,
de la misma manera que se ejercita a un músculo, para impedir que se debilite.
Esto significa que debemos buscar situaciones estresantes,
pero de un tipo e intensidad adecuados, para que el cuerpo responda
activándose. El estrés considerado como bueno, es aquél que estimula
suavemente, es variado y actúa a corto plazo dejando la sensación de un logro
alcanzado.
Desafíos de este estilo se pueden considerar:
- Redecorar
una habitación de la casa en un fin de semana
- Realizar
un viaje relámpago de pocos días
- Ir
de compras para hacer una fiesta
- Aprender
a manejar un nuevo equipo electrónico
- Tener
cortos periodos de privación de alimentos y sueño
- Ejercicio
físico
En relación a la salud cerebral, se pueden realizar desafíos
mentales antienvejecimiento. En la Sociedad Británica de Longevidad, durante
los últimos 10 años, se han desarrollado ejercicios mentales muy sencillos,
para la memoria y los sentidos, que contrarrestan los efectos del paso de los
años en las habilidades y capacidades cognitivas.
Algunos de los ejercicios son:
- Aprender
un tema nuevo y argumentar su teoría
- Oír
música inusual, dos veces a la semana.
- Escuchar
un programa de radio o ver un programa de televisión con temas totalmente
desconocidos e intentar comprender lo que se comunica.
- Leer
un párrafo del diario poniendo al revés, o leerlo a través de un espejo
- Tirarse
en el suelo y ver durante cinco minutos lo que lo rodea desde una
perspectiva diferente
- Hacer
con la mano no dominante, las tareas que habitualmente realizamos con la
dominante.
Este tipo de ejercicios inducen a nuestro cerebro a retos y
elementos estresantes (horméticos) que movilizan las estructuras neuronales y
sensoriales no lineales, haciendo más complejo el proceso de integración y
comprensión de la información. Esto aporta un impacto positivo en la prevención
o el retraso de los problemas neuronales relacionados con el envejecimiento.
Como mencionamos anteriormente, para evitar el riesgo de
sobrecargar el cerebro con estimulaciones estresantes que pueden contrarrestar
cualquier efecto positivo, es necesario tener periodos regulares de descanso
mental.
El estrés es como la cuerda de una guitarra: si la tensión
es muy grande ésta se cortara y si es muy baja sonará mal, por lo que solo
sirve para cumplir con su función si tiene la tensión justa.
El estrés tiene tres etapas:
- Alarma
- Resistencia
- Agotamiento
Conocer las etapas de estrés es muy importante, pues este
influye fuertemente en la regulación de la mayoría de las funciones del cuerpo
humano. Todas las experiencias de vida, aún las pruebas más insignificantes,
pueden estresar a un individuo, dado que no importan tanto los hechos en sí
mismos, como la interpretación que de ellos se haga.
Por ello, si se logra controlar el factor estresante en
la segunda etapa, el estrés desaparece y nos deja fortalecidos, pero si pasa a
la tercera y se mantiene por más tiempo del adecuado, habrá que pagar un precio
elevado, sufriendo sus consecuencias negativas tanto en el cuerpo como en el
cerebro.
buenisimo el aporte.aun hoy en dia se cuestiona la reactivacion de las neuronas, un tema sobre las neuronas, que hasta hace un tiempo no se reproducian, y ahora se investigo que se reproducen en la medida que se desafian,
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