Terapeutas explican lo que ocurre física y emocionalmente
cuando llegan las fiestas; tips para vivir mejor este tiempo; testimonios de la
gente
"Mi año va de vacaciones a vacaciones y llego siempre
muy cansado". "Este año me resultó insoportable, mucha presión en el
trabajo". "Para esta época siempre bajo mucho de peso, me siento
débil, como que no llego más". "Espero las vacaciones, pero duran muy
poco, a veces no me alcanzan para desconectarme y descansar". Testimonios
como éstos se repiten cuando se consulta en la calle a la gente sobre cómo lo
encuentra el fin de año.
Los terapeutas, por su parte, reconocen que en esta época
aumentan las consultas; explican qué ocurre física y emocionalmente en este
tiempo de "balances" y aportan recomendaciones para recuperar la
fuerza perdida.
El psicólogo Miguel Espeche, coordinador del Programa deSalud Mental Barrial del hospital Pirovano, señala que estos desequilibrios son
razonables por la forma de vida de la mayoría de las personas. "Al
cansancio de un año laboral, cuando merman nuestras energías, le sumamos un
montón de actividades concentradas en diciembre", señala. Y apunta:
"Encima nos exigimos hacer un balance, que significa sumar estrés extra.
Deberíamos evitar eso: vivir más de contado y menos con débitos y
balances".
Según el terapeuta Roberto Sivak, "fin de año comprende
situaciones con significación agradable o desagradable que representan riesgo
de provocar ansiedad y depresión con repercusiones anímicas y físicas";
dice esto y enumera la decena de síntomas que observa en su consultorio.
También, como su colega, se refiere a la sobrecarga de tareas y a los balances
personales a los que nos sometemos.
El psicoanalista y psiquiatra Harry Campos Cervera, miembro
de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación
Psicoanalítica Internacional (IPA) se refiere a esta época en la que el tiempo
–señala- adquiere una condición de circularidad. "Algo termina y por lo
tanto aparece la posibilidad de volver a empezar, de recrear lo vivido",
dice. "Esto, en principio, es esperanzador", aclara. Pero apunta una
contraparte: "Aparecen las frustraciones, el estrés por lo que no se pudo
concretar en este tiempo".
La obligación de "estar feliz". El presidente de
APA, Andrés Rascovsky, también habla de esta ilusión de final y recomienzo que
se activa este mes. "Llega indefectiblemente el balance", reconoce. Y
habla de los riesgos de que se reactiven conflictos, sobre todo, familiares.
"El cuerpo está agotado, en espera del tiempo de vacaciones, y debe
soportar un nivel de estrés extra en diciembre".
Sobre el tema se explaya su colega Sivak: "La exigencia
adaptativa de las fiestas incluye el recuerdo a veces doloroso de fechas
similares, la elaboración de pérdidas de los que ya no están (duelos
prolongados o complicados), el reconocimiento del paso del tiempo y el balance
de logros y frustraciones".
Así, y frente a esta sobrecarga, cree que es posible caer en
un actitud reactiva de exigirse organizar reuniones, "estar feliz"
con sobre ingesta de alimentos o bebidas como un modo de canalizar esas
presiones. "Después de esto pueden sucederse momentos de depresión o las
consecuencias de los excesos", anticipa.
Los tips para estar mejor. El doctor Sivak, en función a
documentos de la Asociación Americana de Psicología, acerca un punteado de
sugerencias para que el estrés no nos gane:
1. Reconocer la posibilidad del estrés en las fiestas y
decidir afrontarlo. Piense si le ha ocurrido pasar por episodios de ansiedad o
depresión antes durante o después de las fiestas? ¿Siente mayor estrés? ¿Siente
irritabilidad, ansiedad, distracción, irritación, angustia, o malestares
psicosomáticos? Ha notado que duerme peor, busca auto medicarse, aumenta el
consumo de tabaco alcohol o estimulantes?
2. Identifique los factores de estrés de las fiestas.
¿Cuáles cree que son las situaciones de las fiestas que aumentan el malestar?
¿Tienen relación con las reuniones, las relaciones familiares, los balances
personales, la situación de aislamiento, las pérdidas? ¿Teme escenas de soledad
o por lo contrario encuentros enojosos que superen su posibilidad de
superarlos?
3. Propóngase afrontar más saludablemente las fiestas de a
poco. Elija a qué reunión concurrir, disminuya el "apoyarse" en
bebidas o medicación para tolerar situaciones y organice encuentros gratos
4. Haga balances realistas del año "perdonándose"
sus limitaciones si no pudo cumplir todos sus proyectos. Trate de analizar
objetivamente los factores que influyeron en las dificultades
5. No se exija "estar feliz" de modo artificial.
Trate de rescatar sus afectos y valores genuinos
6. Cuídese. Respete sus necesidades y sentimientos Dedíquese
a actividades que disfrute y le resulten relajantes. Haga caminatas en lugares
abiertos, con regularidad), elija comidas apropiadas a nuestro clima y sus
necesidades y asegúrese de descansar lo suficiente
7. Pida ayuda. Utilice este período para retomar el contacto
con amigos y familiares y fortalecer su red de apoyo. Si se siente agobiado por
el estrés y detecta indicadores de angustia, ansiedad o depresión, considere el
buscar ayuda profesional
8. Permítase deseos gratos y realistas para el próximo año
Un pin pon con la psicoanalista Liliana Novaro (*)
-¿Qué nos pasa sobre el fin de año? ¿Qué sentimientos priman
y por qué?
Puede primar la sensación de agobio por querer terminar todo
lo pendiente del año a fines de diciembre, no sólo lo laboral sino también en
la amistad y en otros proyectos con los que se inició el año actual. También
puede primar la ansiedad frente a las vacaciones y a las incertidumbres del año
por venir.
-¿Qué relación hay entre el cansancio físico y el malestar
anímico?
El cansancio físico es natural y placentero cuando se
realizan las tareas: las personas descansan en el uso de su tiempo libre,
también duermen y se recuperan. Es decir, acompaña una sensación de bienestar.
El cansancio físico es diferente cuando se acompaña de malestar anímico por
frustraciones en diversas áreas de la vida de la persona.
-¿Qué recomendaría para bajar los niveles de ansiedad?
Relajarse, hacer sólo lo posible, recapacitar sobre uno
mismo y dejar para otro momento lo que pudo haber hecho. Disfrutar de la
familia y los amigos. Planear vacaciones, aunque sean en la ciudad.
(*) Miembro de la Asociación de Psicólogos APA y de la
Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA).
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