domingo, 2 de noviembre de 2014

La Felicidad - Marcelo Brosky




Los hombres desean vivir en la cima de la montaña,  pero la felicidad y crecimiento ocurren mientras estas escalándola Diciembre nos muestra que todo termina. Y Enero nos señala que, de alguna forma, mientras dure nuestro camino, la vida se renueva, nos marca etapas, ciclos, fluires. Hojas que se cierran, hojas que se abren. Libros (o mejor dicho agendas) que se cierran, cuadernos que se abren.
Lo que es inevitable (por le menos para mí) es que llega Diciembre y es una época de planteos y de replanteos, de mirar lo hecho, de ver las expectivas con que comencé y con las que termino este 2005.

Es detenerme un poco y mirar lo recorrido. No quiere decir vivir mirando atrás, en absoluto. Quiere decir pisar fuerte el presente, pero desacelerar un poco la marcha, porque a veces vamos tan rápido que no alcanzamos a valorar, a palpar, a apreciar lo contruido, lo vivido. Para no pasar por alto lo importante para cada uno. Para no pasar por alto el paisaje, para no dejar escapar la satisfacción de lo que hemos logrado, ni la madurez con que hemos debido afrontar los errores.

Por ello, creo que es un buen momento de autoevaluación, de reflexión, de autocrítica, de esa mirada interior tan necesaria.

Es todo un desafío.
Es un trabajo hasta solitario, de cada uno de nosotros consigo mismo. Parece difícil, es difícil.
Pero es un posibilidad más para seguir creciendo.
A mi me resulta bueno, de alguna forma, meditar sobre nosotros y nuestro desarrollo en distintos ámbitos: nuestras relaciones con nosotros mismos (el cuidado de nuestra mente y nuestro cuerpo), las relaciones con las personas que nos han acompañado, las que nos ayudan a crecer, a sentir. Nuestros "Sponsors" incondicionales.

También sobre nuestro trabajo, repensar si estamos siendo personas comprometidas con esta responsabilidad que debería dignificarnos, , o de lo contrario evaluar nuevas posibilidades buscando nuevos rumbos.

De ese análisis podremos encontrar nuestras fortalezas y debilidades, las oportunidades, los nuevos desafíos para seguir viviendo. Conocerse no es sencillo, reconocer las zonas "claras" y las "oscuras", pero es parte del desafío de madurar y elegir

Y con todo ello, nuestras ilusiones, nuestros sueños cumplidos, nuestros sueños rotos. detenernos un poco... respirar hondo... , agradecer y seguir adelante con esperanza renovada y con la convicción de que contamos con nosotros mismos para llegar a las metas que nos propongamos.

Un alto en la ruta

Nuestra ruta es un cruce y entrecruce de caminos.

Pararse es:

Buscar el camino,

o confirmar la ruta,

o rectificar el rumbo,

o acelerar el ritmo.

Pararse, por consiguiente, es totalmente indispensable para llegar a la meta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario