La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En
cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva.
Nuestra única defensa contra la muerte es el amor.
Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que
asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos
existir.
Los únicos interesados en cambiar el mundo son los
pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay.
Las palabras son sólo piedras puestas atravesando la
corriente de un río. Si están allí es para que podamos llegar al otro margen,
el otro margen es lo que importa.
El tiempo es un maestro de ceremonias que siempre acaba
poniéndonos en el lugar que nos compete. Vamos avanzando, parando y
retrocediendo según sus órdenes. Nuestro error es imaginar que podemos buscarle
las vueltas.
No me preocupa la muerte,
me disolveré en la nada.
Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los
poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede
decir que nos merecemos lo que tenemos
Las tres enfermedades del hombre actual son la
incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo
personal.
¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a
marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?.
No te pido que me lo
cuentes todo, tienes derecho a guardar tus secretos, con una única e
irrenunciable excepción, aquellos de los que dependa tu vida, tu futuro, tu
felicidad, ésos quiero saberlos, tengo derecho, y tú no me lo puedes negar.
Todo el mundo me dice que tengo que hacer ejercicio. Que es
bueno para mi salud. Pero nunca he escuchado a nadie que le diga a un
deportista; tienes que leer
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