miércoles, 30 de enero de 2013

Arte de la Creacion consciente.

Somos responsables de crear nuestra realidad tal como es; esta afirmación parece ser la más difícil de entender, y aunque lo aceptemos en cierto nivel porque ya lo hemos oído o leído repetidamente, nos resulta imposible experimentarlo como verdadero. Esto lo comprendemos a un nivel intelectual pero toma tiempo poder digerirlo y hacerlo parte de nuestra consciencia en cada momento y situación de nuestra vida.

Es usual que cuando nos ocurre lo que llamamos experiencias positivas podamos fácilmente aceptar que nosotros lo hemos creado, pero si la experiencia es negativa entonces nos resulta absurdo pensar que eso pueda ser nuestra creación. ¿A quién se le ocurre estar creando su propio sufrimiento? Más bien lo tratamos de evitar constantemente,  parece imposible que estemos actuando en contra de nuestros propios intereses y lastimándonos… ¿Cierto?… Como no lo podemos aceptar entonces resulta más fácil sentirnos víctimas de las circunstancias, porque no tenemos ningún control sobre aquello que nos ocurre y  al sentirnos impotentes ignoramos nuestro verdadero poder.

También cuando somos testigos presenciales de algún conflicto, del sufrimiento ajeno, de la enfermedad de otra persona o somos oyentes de algún comentario de alguien no relacionado con nosotros, volvemos a creer que eso no tiene nada que ver con nosotros y con nuestra realidad, por lo tanto no creemos que lo hemos creado. Pero esto también es nuestra propia creación, todo absolutamente todo lo que es parte de nuestra película nos pertenece, si está dentro de nuestra mente, en la pantalla de nuestra  vida, es parte de nuestros pensamientos y sentimientos y lo estamos experimentando, es nuestro.

Hay dos ingredientes que siempre están presentes cuando creamos nuestra realidad y son las creencias y la atención.

Aquello en lo que colocamos nuestra atención tiende a aumentar, aquello que ignoramos tiende a desaparecer, en otras palabras, aquello a lo que nos resistimos persiste. Si mi foco son mis carencias, hablo de ellas, comparto mis angustias y me desespero, entonces estoy creando más carencias. Aquello en lo que me enfoco, pasa al primer plano de mi experiencia.

Cuántos de nosotros no estamos pendientes de las noticias en la televisión y luego lo compartimos en nuestras conversaciones…, tanto es así que pareciera que fuéramos adictos al drama, y es eso precisamente lo que creamos.

Por otro lado aquello que no creemos rara vez ocurre y si sucede es porque hemos puesto allí nuestra atención, lo que desconocemos no es parte de nuestra experiencia.

Son muchos los pensamientos que pasan por nuestra mente en cada instante, pero solo aquellos en los que creemos es donde centramos toda nuestra energía. Las creencias de esta manera se convierten en profecías autorealizadas  y al continuamente creer en ellas las vamos reforzando, por eso nos resulta tan difícil cambiar nuestra manera de pensar.

No todo lo que surge como pensamiento es aceptado por la mente, entonces lo dejamos pasar y carece de poder pero un pensamiento acorde con una creencia tiene la fuerza  poderosa de manifestarse.

Durante nuestra existencia desarrollamos cierto tipo de pensamientos que atraerán a otros semejantes hasta formar una personalidad y un sistema de creencias compacto que luego encontramos  grandes dificultades en cambiar.

Una buena manera de evitarnos sufrimiento es decidir ignorar los pensamientos procurando no identificarnos con ellos, y con decirles  Gracias, Te Amo, constantemente a cada uno de ellos, sin distinción,  les damos luz verde para que sigan su camino sin parar, reconociendo que ellos van y vienen, y que son impermanentes al igual que las emociones, son transitorios, y si no nos identificamos y los soltamos, ellos no dejaran huella en nuestras memorias.

Los pensamientos son visitantes que buscan atención, y si se la damos se quedan, si los ignoramos seguirán su continuo transitar. Al dejar de identificarnos con ellos y desapegarnos comenzamos a adquirir consciencia del juego mental y comprendemos que la vida es un baile constante entre las chispas divinas que somos y nuestras creaciones.  Permite que los pensamientos vengan y vayan sin detenerse, obsérvalos y  dale las gracias al déjalos partir.

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