Si por “loco” calificamos a todo aquello que se sale de la norma, definitivamente hace falta un toque de locura para conquistar nuestros sueños.
Piénsalo por un momento: lo normal para la inmensa mayoría de las personas es vivir para trabajar; es conformarse con lo que tienen; es anular sus ambiciones en pro de una vida más “realista”; es pasar los días sin grandes emociones para luego llegar a echarse frente al televisor —para entonces distraerse al ver pasivamente cómo ficticios personajes sí viven sus irreales vidas.
¿Y no es acaso eso —dejar que la vida pase sin vivirla a plenitud— la verdadera locura?
Loco es —según una de las acepciones del diccionario— aquel que no tiene normales sus facultades mentales. Pero ¿qué es lo normal?
Loco es —según una de las acepciones del diccionario— aquel que no tiene normales sus facultades mentales. Pero ¿qué es lo normal?
Para serte franco, prefiero pasar por loco mientras disfruto el proceso de lograr lo que me apasiona en la vida.
Albert Einstein apuntaba que la locura estaba en pretender obtener resultados diferentes haciendo siempre lo mismo. ¿Cuánta gente hay por ahí deseando que su vida —su pareja, su trabajo, su ciudad, su país o el mundo entero— cambie, pero sin estar dispuesta a hacer nada por cambiar?
¿Quién es el loco después de todo?
¿El que apaga sus ambiciones y se conforma con menos? ¿O el que determina que sus sueños son más importantes que su comodidad y sus miedos?
De entrada, para muchos el soñar ya es cosa de locos. “No sueñes porque vas a sufrir”, te dicen. “Es mejor que te acostumbres a lo que tienes”, te sugieren. “Sé gentil contigo y no te exijas demasiado”, recomiendan.
Pero ¿acaso no prefieres ser un loco apasionado que un “normal” apagado?
Ningún progreso en la historia de la humanidad ha provenido de gente “razonable” ni de gente “normal”. Todo gran avance, todo gran logro —colectivo o individual— es producto de locuras.
George Bernard Shaw no lo pudo decir mejor: “El hombre razonable se adapta al mundo; el que no lo es insiste en adaptar el mundo a sí mismo. Por lo tanto, todo progreso depende de quienes no son razonables”.
Ideas fuera de lo común, emociones más allá de lo usual, acciones impensables por la mayoría. Eso es lo que mueve al mundo. Y eso es lo que tiene el poder para impulsar tu vida hacia una mejor y mayor expresión y goce de tu existencia.
Claro está, no toda locura es constructiva. Pero aquí me estoy refiriendo sólo a aquellas cosas que son productivas y eficaces, pero que por ser ajenas a lo que la mayoría piensa, siente o hace, tienden a ser rechazadas o invalidadas.
Hay un hecho: la gente de éxito hace lo que la mayoría —por ignorancia, miedo o conformismo— no hace.
Quienes obtienen resultados extraordinarios —en sus relaciones personales, en sus trabajos o negocios, en sus finanzas, en su salud, en su habilidad para disfrutar y gozar a plenitud— ponen en práctica lo que el 99% de las personas, ésas que se quejan y se sienten víctimas, tienden a ridiculizar o a menospreciar.
Si quieres darle un toque de “locura” a tu vida para desarrollar aun más tu potencial de éxito, incorpora en ti estas cuatro “condiciones mentales” indispensables para triunfar:
Esquizofrenia Potenciadora
Para progresar hace falta ver las cosas mejor de lo que son. Hace falta desarrollar la capacidad para ver más allá del horizonte marcado por nuestras actuales circunstancias.
En este sentido, el éxito requiere de la capacidad de “desconectarnos” de nuestra realidad presente para visionar en nuestra mente lo que queremos materializar.
Tienes que ser capaz de ver más allá de tus problemas y por encima de tus obstáculos. No para obviar lo que tientes ante ti; no para evadirlo ni negarlo; mas sí para generar la claridad y la fuerza que te van a permitir salir adelante.
“¿Es que no estás viendo que no se puede?”. “¿Es que no te das cuenta de cómo son las cosas?”. “¿En qué planeta vives tú?”. Este tipo de frases son empleadas con frecuencia por escépticos que, por estar tan inmersos en una percepción negativa o limitada de la situación, buscan debilitar cualquier intento que pueda demostrar lo contrario —que sí hay posibilidades, que sí hay algo más allá, que todavía hay otras cosas por intentar, que sí se puede.
Sobre todo cuando lo que estás viviendo te golpea o simplemente no es de tú agrado, necesitas potenciarte con una mirada de futuro que llene tu espíritu de la fe, la pasión y la determinación por surgir y triunfar.
Paranoia Positiva
Las situaciones no vienen con un significado de fábrica. La etiqueta de “mala” o “buena”, de “amenaza” u “oportunidad”, de “fracaso” o “aprendizaje”, se las pones tú. Y tú puedes elegir el significado que te potencia en vez de aquel que te frena.
La paranoia positiva es el hábito mental de asignarle a lo que te sucede un significado positivo a priori. Antes siquiera de conocer bien la situación, presumir que de ella podrás sacar algo positivo.
Es desplazarte por la vida desde la convicción de que todo lo que te sucede ocurre por alguna razón, y ésta siempre sirve a tu evolución.
Lo contrario es verte como una víctima a la merced de las circunstancias. Y esto paraliza y apaga tu potencial de progreso.
El éxito requiere superar obstáculos, solventar problemas y vencer adversidades. Para avanzar y lograr lo que quieres, atrévete a ver lo positivo detrás de lo que la mayoría percibe como lo peor.
Obsesión Productiva
La grandeza no es tanto el producto de grandes acciones, sino de pequeñas cosas realizadas una y otra vez.
Y no de cosas dispersas hechas al azar, sino de pensamientos, emociones y acciones enfocadas en el logro de un propósito específico.
Para alcanzar tus sueños necesitas de enfoque y persistencia. Es tomar una visión y desarrollar una magnífica obsesión por verla concretada.
Es mantener en tu mente, sin poder apartarla, la determinación de lograr lo que quieres. Es vivir desde la pasión por aquello que deseas. Es buscar cada día cómo avanzar hacia tus metas. Es cuidar tu tiempo para que no se te vaya de las manos sin haber progresado.
Es despertarte temprano y acostarte tarde pensando en lo que quieres y en cómo aprovechar al máximo tus horas. Es poner tu determinación por encima de tus excusas —porque estás enfocado, como genio apasionado, en el logro de lo que te has atrevido a soñar.
Adicción a la Acción
Si hay una clave para el éxito, es ésta: ¡Ponte en acción!
La verdadera locura es querer que las cosas cambien”¦ sin estar dispuestos a hacer nada. La verdadera irracionalidad es soñar con algo mejor, y nunca moverte hacia allá. O peor aún, no hacer nada porque se perdió la fe y la pasión por una mejor vida.
La adicción a la acción implica la disposición a equivocarte, porque esto último es preferible a paralizarte. Del error puedes ganar, como buen paranoico positivo, aprendizajes y sabiduría. Pero en la parálisis estás perdiendo tiempo.
¿Qué puedo hacer hoy para avanzar hacia lo que quiero?
Hazte constantemente esa pregunta. Asegúrate, por supuesto, de poner en acción tus repuestas. No importa que no sea la acción “perfecta”; lo importante es que tienes algo para seguir en movimiento y acelerará tu progreso.
El éxito parece ser cosa de locos. No es para cualquiera. Es para quienes estemos dispuestos a darle un toque de irracionalidad constructiva a nuestra vida.
Hace falta un poquito de locura para ver más allá de lo que hoy es; porque es más allá del horizonte de nuestras actuales limitaciones donde se encuentra el universo de las posibilidades.
Hace falta romper con los esquemas de la mayoría para atrevernos a alzar una voz positiva ante la mirada negativa de las masas; porque es en ese acto cuando nos constituimos como superiores a nuestras circunstancias.
Hace falta un toque de obsesión para perseverar y vencer las excusas que muchos usan como sus “verdades”; porque en esa actitud yace la fuerza para materializar lo que queremos.
Hace falta una cierta manía para no dejar que el tiempo se vaya sin haberle exprimido el jugo; porque tu vida es lo que haces de ella.
¿Y tú? ¿Estás dispuesto a vivir con un toque de locura?
No hay comentarios:
Publicar un comentario