Los toltecas una de
las tribus de Mesoamérica,
cuya lengua era el Náhuatl,
se establecieron en el centro de México
en Tula que se convirtió luego en un imperio
que dominaba el centro de México
ya hacia el año de 1050 DC.
Poseían una cultura muy rica
siendo su Dios principal
Quetzalcóatl, dios del bien,
hombre y sacerdote, símbolo
de inteligencia de este pueblo.
El conocimiento esotérico de los toltecas
fue transmitido de generación en generación
a siendo el Dr Miguel Ruíz un náhualt
perteneciente al linaje tolteca
especificicamente a los
" guerreros del águila"
El Dr. Miguel Ruíz es maestro tolteca
y es el autor del libro
"Los cuatro
acuerdos",
tratado de sabiduría tolteca que nos
enseña cuatro verdades tan simples
y tan poco usadas por nosotros
en nuestra sociedad actual.
El Dr Miguel Ruíz nos dice en el prólogo
de su libro
"Los cuatro acuerdos":
«No hay razón para sufrir.
La única razón por la que sufres
es porque así tú lo exiges.
Si observas tu
vida encontrarás muchas excusas
para sufrir, pero ninguna razón válida.
Lo mismo es aplicable a la felicidad.
La única razón por la que eres feliz
es porque tú decides ser feliz.
La felicidad es una elección,
como también lo es el sufrimiento».
Nosotros en nuestra socialización
primaria y secundaria vamos
haciendo acuerdos, que son las enseñanzas
que nos van transmitiendo nuestros
padres y nuestros maestros y educadores,
en toda nuestra vida vamos
sufriendo un proceso de "domesticación",
donde se nos enseña lo bueno y malo,
las creencias que ya existían
antes de que nosotros nacieramos,
aquellas seleccionadas por otros
pero no por nosotros.
Estas creencias nos harán
felices o infelices, dependiendo
de su energía y de cómo las usemos
en nuestras vidas.
Dice el Dr Ruiz en su libro:
"Toda la humanidad busca la Verdad,
la justicia y la belleza.
Estamos inmersos
en una búsqueda eterna de la Verdad
porque sólo creemos
en las mentiras que hemos
almacenado en nuestra mente.
Buscamos la justicia porque
en el sistema de creencias
que tenemos no
existe.
Buscamos la belleza porque,
por muy bella que sea una persona,
no creemos que lo
sea.
Seguimos buscando y
buscando
cuando todo está ya en nosotros.
No hay ninguna Verdad
que encontrar.
Dondequiera que
miremos,
todo lo que vemos es la Verdad,
pero debido a los
acuerdos
y las creencias que hemos
almacenado en nuestra mente,
no tenemos ojos para verla"
Estamos ciegos
ya que nos somos capaces de ver más allá
de todas las
creencias que nos han inculcado,
es como si tuvieramos
una especie
de venda en los ojos
que no nos deja ver
más allá de lo aprendido,
no no deja descubrir
"nuestra verdad".
No solemos aceptarnos como somos
en ese afán por ser como los demás quieren
que seamos o esperan que seamos,
por lo cual dejamos a un lado
nuestra auténticidad para
cumplir "acuerdos tácitos"
o socializaciones de
otros,
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