OjoConElSonido
A veces llega ese momento en el que volvés a escuchar un
disco después de mucho tiempo. En mi caso fue “Death Magnetic” de Metallicaeditado
en 2008, el cual marcó el regreso de la banda a las pistas, con nuevo bajista
incluido. Pero, notaron como suena ese album? Es el mejor ejemplo para
introducir el tema de esta entrega: la “Batalla del sonido” (Loudness War).
Básicamente hablamos de una guerra motivada por un factor inherente al ser humano casi desde el principio de los tiempos: el ego. O como decimos en mi barrio, ver quién la tiene de mayores proporciones. Es que en las últimas dos décadas, el avance de la tecnología en los estudios de mastering permite maximizar el volumen de los discos sin distorsionar el audio (o casi) y, a partír de este fenómeno, nadie -ni artístas, ni discograficas- quiere pasar por la traumática experiencia de soportar que sus canciones en las radios suenen más “débiles” que las de sus colegas. Todos quieren destacarse sacando el disco más “ruidoso” y, al final, la principal perjudicada termina siendo la música ya que su rango dinámico, es decir "su vida", desaparece.
Para entenderlo mejor: imaginate que estás en un habitación con otras personas compitiendo a ver quién llega más alto. Obviemente el techo será el límite para todos. Entonces pedís que te levanten bien arriba para despegarte del resto. Cuando tu cabeza toque el techo vas a comenzar a enrollarte para que no te la aplasten contra el cielo razo. A medida que te van elevando vas a quedar hecho una suerte de torta, enroscado sobre tu propio cuerpo, apretado por tus propias extermidades; tu cabeza, tus piernas están casi en el mismo lugar. En este punto todo es confuso y asfixiante.
Lo mismo pasa con la música. Cuándo la señal se eleva hasta llegar a niveles extremos todo se compacta, se amontona, y entonces el tambor de la bateria se convierte en algo parecido a soplido, cómo en este ejemplo de la reedición 2008 de “Smell Like Teen Spirit” de Nirvana.
No notaron cuando están viajando en el colectivo escuchando música de repente cambian el track sin motivo aparente? Muy probablemente sea por fatiga auditiva ya que los sonidos débiles y los fuertes no se distinguen, es todo un hermoso embrollo en tus oídos. Todo está alto y cuándo eso sucede termina estando todo bajo (Yin y Yang).
Este fenomeno suecede por ejemplo con los archivos reproducidos por sistemas como iTunes,Spotify o Grooveshark, que en su ingeniería cuentan con logaritmos encargados de equilibrar el volumen de las diferentes canciones para evitar sobresaltos. Así un tema súper “loud” modelo 2014 puede llegar a ser atenuado hasta casi 9 dBs, lo equivalente perder más del doble de sonoridad, lo cual es percibido como más bajo que un tema de los 80’s. Mirá/escuchá este experimento.
Y lo mismo pasa en las radios donde además de existir procesadores dinámicos para equiparar el nivel de las canciones, se acostumbra normalizar los archivos músicales antes de ingresarlos en el sistema que los emite.
Una consecuencia súper marketinera de la “batalla del sonido” son varios de esos espejitos de colores llamados “Re-masterizados”. Lo único que te dicen es que SUENA MEJOR, pero en la mayoría de los casos sólo se trata de más volumen, en desmedro de la dinámica, el "aire" y la vida de esas obras.
Antés semejante panorama te preguntarás, "¿y qué puedo hacer yo?". Mmmm, poco... o mucho. Quizá tomar conciencia de que esos discos que antes escuchabas durante horas, no sólo lo hacías por gusto sino también porque no te "saturaban".
Richard Solano
Básicamente hablamos de una guerra motivada por un factor inherente al ser humano casi desde el principio de los tiempos: el ego. O como decimos en mi barrio, ver quién la tiene de mayores proporciones. Es que en las últimas dos décadas, el avance de la tecnología en los estudios de mastering permite maximizar el volumen de los discos sin distorsionar el audio (o casi) y, a partír de este fenómeno, nadie -ni artístas, ni discograficas- quiere pasar por la traumática experiencia de soportar que sus canciones en las radios suenen más “débiles” que las de sus colegas. Todos quieren destacarse sacando el disco más “ruidoso” y, al final, la principal perjudicada termina siendo la música ya que su rango dinámico, es decir "su vida", desaparece.
Para entenderlo mejor: imaginate que estás en un habitación con otras personas compitiendo a ver quién llega más alto. Obviemente el techo será el límite para todos. Entonces pedís que te levanten bien arriba para despegarte del resto. Cuando tu cabeza toque el techo vas a comenzar a enrollarte para que no te la aplasten contra el cielo razo. A medida que te van elevando vas a quedar hecho una suerte de torta, enroscado sobre tu propio cuerpo, apretado por tus propias extermidades; tu cabeza, tus piernas están casi en el mismo lugar. En este punto todo es confuso y asfixiante.
Lo mismo pasa con la música. Cuándo la señal se eleva hasta llegar a niveles extremos todo se compacta, se amontona, y entonces el tambor de la bateria se convierte en algo parecido a soplido, cómo en este ejemplo de la reedición 2008 de “Smell Like Teen Spirit” de Nirvana.
No notaron cuando están viajando en el colectivo escuchando música de repente cambian el track sin motivo aparente? Muy probablemente sea por fatiga auditiva ya que los sonidos débiles y los fuertes no se distinguen, es todo un hermoso embrollo en tus oídos. Todo está alto y cuándo eso sucede termina estando todo bajo (Yin y Yang).
Este fenomeno suecede por ejemplo con los archivos reproducidos por sistemas como iTunes,Spotify o Grooveshark, que en su ingeniería cuentan con logaritmos encargados de equilibrar el volumen de las diferentes canciones para evitar sobresaltos. Así un tema súper “loud” modelo 2014 puede llegar a ser atenuado hasta casi 9 dBs, lo equivalente perder más del doble de sonoridad, lo cual es percibido como más bajo que un tema de los 80’s. Mirá/escuchá este experimento.
Y lo mismo pasa en las radios donde además de existir procesadores dinámicos para equiparar el nivel de las canciones, se acostumbra normalizar los archivos músicales antes de ingresarlos en el sistema que los emite.
Una consecuencia súper marketinera de la “batalla del sonido” son varios de esos espejitos de colores llamados “Re-masterizados”. Lo único que te dicen es que SUENA MEJOR, pero en la mayoría de los casos sólo se trata de más volumen, en desmedro de la dinámica, el "aire" y la vida de esas obras.
Antés semejante panorama te preguntarás, "¿y qué puedo hacer yo?". Mmmm, poco... o mucho. Quizá tomar conciencia de que esos discos que antes escuchabas durante horas, no sólo lo hacías por gusto sino también porque no te "saturaban".
Richard Solano
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